El origen de los «porros» se remonta, según Imanol Ordorika, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, a finales de los años 50, donde convergieron la tradición de violencia y pandillerismo universitario de los grupos conservadores tradicionales, con las formas corporativas y autoritarias del Estado mexicano.
En entrevista con José Cárdenas, Ordorika detalla que para la década de los cincuenta se constituyeron las federaciones estudiantiles a imagen y semejanza del aparato de control sindical de ese tiempo y es cuando adquieren el calificativo de «porro».
El ex dirigente estudiantil del CEU considera que tras el movimiento estudiantil de 1968 las grandes federaciones que habían existido desaparecen pero con la represión se multiplicaron los grupos de pandilleros y provocadores.
Imanol Ordorika señala que el porrismo mantiene tintes políticos, de carácter provocador y delincuente de estos años «es el que se ha arraigado más en la percepción de la sociedad y el que está más asociado al calificativo de porro aún hasta nuestros días».