Por desconocimiento, desesperación y frustración, el Presidente Donald Trump -cuya tasa de aprobación entre republicanos se desplomó de 87 % a 78% y 36% en términos generales- podría provocar una grave crisis constitucional que complique más su situación, en caso de cumplir su amenaza de retirar a EU del TLCAN si el Congreso se opone a sustituirlo por el acuerdo preliminar alcanzado con México.
“No hay necesidad política de mantener a Canadá en el acuerdo para el nuevo TLCAN; si no hacemos un acuerdo justo de comercio con ellos, luego de décadas de abuso, Canadá quedará fuera”, amenazó Trump.
“Y el Congreso no debe intervenir en estas negociaciones o simplemente terminaré TLCAN por completo y estaremos mucho mejor”, agrego en su cuenta de Twitter un solitario Donald Trump el sábado, camino a su club de Golf en Virginia, mientras toda la clase política se congregó en la Catedral Nacional en el funeral del Senador John McCain al que asistieron 3 ex-presidentes, de los que dos hablaron y él fue el único excluido, por deseo expreso del héroe, ex prisionero de guerra y destacado político.
Un gran número de republicanos y demócratas en las dos Cámaras del Congreso advirtió al Presidente que “aprobarán sólo un nuevo TLCAN que incluya a Canadá” y no su intención de cambiarlo por el acuerdo preliminar con México, preocupados por la posibilidad de que al impacto económico de la guerra comercial se sume al de la posible la salida del TLCAN, incrementando pérdidas económicas por el descarrilamiento del más complejo sistema de abastecimiento y ordenados procesos como la fabricación de autos.
Las pláticas con Canadá, estancadas por la falta de acuerdos en torno a reglas sobre productos lácteos, protección de patentes de laboratorios farmacéuticos y sobre el Capítulo 19 que insiste en mantener como la forma más adecuada de resolver disputas comerciales, en lugar de las cortes norteamericanas, que quiere Trump.
La Casa Blanca tiene menos de 20 días para enviar al Congreso el texto final del acuerdo del que Trump quiere dejar fuera a Canadá, como hizo con la carta de notificación.
“Mi esperanza es que Canadá se incorpore rápido” dijo John Cornyn, el segundo republicano de más alto rango en el Senado quien advirtió al Presidente que “hacerlo de otra forma eliminaría problemas técnicos y de procedimiento que pondrían en riesgo la aprobación del nuevo TLCAN”.
De acuerdo a un funcionario de la Casa Blanca el Presidente carece de facultades para sacar a Estados Unidos del tratado trilateral sin la aprobación del poder legislativo.
Phil Levy, ex integrante del Consejo de Asesores del ex presidente George W. Bush asegura que “el Congreso fue necesario para crear el TLCAN y sólo el Congreso puede revocarlo”.
Explica que los acuerdos comerciales “no son tratados sino convenios internacionales que sólo adquieren vigencia cuando el Congreso implementa una ley para eso”.
“En el Artículo 1, Sección 8, conocida como la “Cláusula de Comercio” la Constitución otorga al Congreso el “poder de regular el comercio con naciones del extranjero”, no al presidente, dice Levy, y para hacerlo más claro, el Congreso debe aprobar una nueva ley aclarando la asignación de esa responsabilidad, lo que se espera que la Casa Blanca trate de objetar, porque le quita poder, pero que el Congreso puede lograr con el poder de veto, como ocurrió con las sanciones a Rusia, a las que se opuso el Presidente Trump.
Rob Scott, director de Comercio del Instituto de Política Económica reconoce que el Acta de Implementación del TLCAN no puede ser revocada por el Presidente, sino por el Congreso y que Trump puede retirar partes de TLCAN sin consentimiento del poder Legislativo, pero tendría efectos limitados en el comercio con México o Canadá.
Sin embargo, el Artículo 2o. de la Constitución se refiere a los poderes ejecutivos presidenciales que han sido interpretados por la Suprema Corte de Justicia supervisando tratados que tienen que ver con asuntos del extranjero, por lo que en una batalla legal sobre el TLCAN, la decisión final podría estar en la Suprema Corte de Justicia, que en parte es en lo que Trump confía.
Senadores y congresistas reconocen que Trump tiene la facultad negociar acuerdos vía “Fast Track”, que adquieren validez con la aprobación del Congreso que los puede aceptar o rechazar, sin enmendar o bloquear y anunciaron medidas para impedir la sustitución del acuerdo de México por el trilateral.
En la contraparte, asesores presidenciales aseguran que bajo su autoridad Trump puede negociar y revocar los acuerdos, sin aprobación del Congreso”, por lo que podría producirse un debate e intensas batallas legales.
Citan como ejemplo al expresidente Franklin Delano Roosevelt quien unilateralmente retiró a Estados Unidos de la Convención de 1927 para la Abolición de Prohibiciones y Restricciones a la Importación y Exportación, el Tratado Comercial con Italia en 1936 y la Convención Americana para el Registro de Patentes y Protección Comercial en 1944.
Bajo el Artículo 2205 del Tratado de Libre Comercio de 1993, antes de retirarse, Estados Unidos debe comunicar por escrito con seis meses de anticipación a los gobiernos de México y Canadá, su intención abandonar el Tratado, lo que también debe ser autorizado por el Congreso.
Pero esa no parece ser una preocupación de Donald Trump como tampoco las consecuencias económicas que podría traer consigo para su país y para la región.
La Cámara de Comercio de EU advirtió que “reemplazar el TLCAN por el acuerdo bilateral con México causaría una larga escala de problemas económicos en toda la región y fuera del país” por el impacto que eso representaría en cadenas de producción en los tres países, que dependen de un bien organizado sistema de fabricación y abastecimiento de partes.
“Empresas que desde hace 23 años mueven sus productos a través de las frontera con pago de bajos o nada de impuestos, verían incrementados sus costos, lo que les “obligaría a pasar la factura a los consumidores, en tanto productores nacionales verían reducido el acceso de sus productos a mercados externos” señalo, alertando que además restaría competitividad, empleos e ingresos a empresas norteamericanas.
Los explosivos comentarios de Trump son tomados por Canadá como evidencia de la renuencia de Estados Unidos para alcanzar un compromiso, el viernes, cuando vencía el plazo para notificar al Congreso, a fin de que fuera aprobado y firmado antes de la elección de Medio Término que daría el control a demócratas, abriendo la posibilidad de que traten de impedirlo y dejar el acuerdo existente.
El Primer Ministro Canadiense, Justin Trudeau, dijo que “sólo firmarán un buen acuerdo para el pueblo Canadiense”, que “consciente de la sensibilidad del tema, no negociara por Twitter” y que “los comentarios de Trump son parte de la estrategia de EU para poner más presión” a las pláticas que se reanudan este Miércoles en Washington.
Pero John Weekes, ex negociador en Jefe del Tratado inicial dice que Trump ha presentado propuestas imposibles de aceptar con la intención de tener una excusa para salir del TLCAN
Trudeau trabajó intensamente el fin de semana, consultando al ex Primer Ministro Brian Mulroney, negociador del acuerdo original, a Jerry Dias Presidente del Sindicato UNIFOR de la Industria Automotriz y a Hassan Yussuf, presidente del Consejo Canadiense del Trabajo antes de fijar una postura.
Canadá y Estados Unidos no llegaron a ningún acuerdo el viernes cuando venció el plazo fijado por Trump, por serias diferencias sobre reglas sobre la importación de lácteos, protección de patentes de la Industria Farmacéutica y sobre el Capítulo 19 que establece los Mecanismos de Solución de Controversias, temas en los que “Estados Unidos se rehúsa a hacer concesiones” de acuerdo a la delegación de Canadá.
La negociación fue más tensa tras la difusión del comentario “off the record” de Trump a la cadena Bloomberg, diciendo que “Estados Unidos no hará concesiones a Canadá “porque tiene el poder para forzar a Canadá a negociar bajo términos que él imponga”, lo que confirmó en un evento público, agregando que fue bueno que se difundiera “para que Canadá sepa lo que él piensa”.
Canadá es ahora el destino más importante de exportaciones de Estados Unidos, de las que dependen 8 millones de trabajadores que podrían perder el empleo, aunque proteja a otros empresas de la competencia nacional, que es otro de los puntos de Trump para revitalizar la industria nacional.
La forma de negociar el tratado con México separado de Canadá y la aparente preferencia del acuerdo bilateral preliminar, llevó a muchos canadienses a pensar que “México los tiro al paso del Autobús”.
“Los mexicanos simplemente se nos adelantaron” dice Lisa Raitt, líder del partido Conservador de Canadá, quien explica que “México sabía que necesitaba un acuerdo, la importancia que tenía para su país y cuando tuvieron oportunidad de moverse a pláticas sobre autos a estándares bilaterales, pasaron a los niveles siguientes incluyendo protección a la propiedad intelectual, Sunset Clause y todo”.
Chrysta Freeland, canciller canadiense insiste en que TLCAN es un acuerdo trilateral y debieron haber negociaciones en las tres vías” y confían en México, citando la constante insistencia del presidente Enrique Peña Nieto en incorporar sin pérdida de tiempo a Canadá, en la conferencia telefónica de la Casa Blanca.
Conservadores califican esa insistencia como un posible “sentimiento de culpabilidad sabiendo que ya habían aventado a Canadá al paso del autobús”.
Fuente: 24 Horas