Más de 300 inmigrantes esperan en el Mediterráneo en dos barcos a que algún país de la Unión Europea (UE) los acoja, mientras que Italia sigue insistiendo en que no permitirá desembarcar a naves de ONG y hoy delegó en los guardacostas de Libia el rescate de un millar de personas.
Después de que la ONG alemana Lifeline asistiera en la noche del miércoles a dos centenares de personas en aguas internacionales a pocas millas de las costas de Libia, actualmente en su embarcación hay unos 230 inmigrantes a bordo -entre ellos cuatro niños- en aguas internacionales, pero muy cerca de Malta.
Otros 113 migrantes trasladados de un dispositivo en el que Lifeline participó el jueves pasado están en el buque mercante Alexander Maersk, de bandera danesa, en aguas territoriales italianas en las proximidades de Pozzallo, en la isla de Sicilia.
Ni las autoridades italianas ni las maltesas han dado permiso a estos barcos para atracar en sus puertos, por lo que permanecen a la espera de instrucciones.
En paralelo, la ONG española Open Arms denunció hoy que las autoridades italianas dieron orden de no intervenir en los rescates de un millar de migrantes que navegaban a la deriva en el Mediterráneo porque se iba a encargar de ello la Guardia Costera de Libia.
Fue su fundador, Óscar Camps, quien indicó en la red social Twitter que la Guardia Costera italiana había enviado avisos de diversas peticiones de ayuda de migrantes que intentaban alcanzar Europa por mar, pero que cuando esta ONG contactó con ellos para ofrecerse le aseguraron que no necesitaban su ayuda.
El Centro Nacional de Coordinación de Rescate Marítimo de Roma pasa todos los casos en aguas internacionales a los ‘guardacostas libios’. Vamos a presenciar la mayor devolución masiva en caliente de la historia del Mediterráneo, será por la fuerza y contra su voluntad», criticó.
La orden de Italia de que los guardacostas libios asumieran estos salvamentos ha provocado muestras de solidaridad como la de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ha ofrecido la ciudad «como puerto seguro» para este millar de personas.
El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga, ha vuelto a utilizar su discurso provocador, al señalar que «es justo que intervengan las autoridades libias, como están haciendo desde hace días, sin que las ONG se entrometan y molesten».
Además, como ya ha hecho en reiteradas ocasiones en la última semana, ha insistido en que «los puertos italianos están y estarán cerrados».
La mano dura del Gobierno italiano en la gestión de la crisis migratoria ha sido criticada por diversas ONG, empezando por Lifeline que en un mensaje en Twitter ha resaltado que se necesita una solución para los rescatados.
Necesitamos un puerto seguro y que al menos un país de la UE muestre responsabilidad», afirmó.
También la alemana Sea-Watch ha reprochado «la guerra declarada a las ONG en el mar» y ha pedido a los países europeos que den una respuesta urgente a la crisis.
Necesitamos una Europa solidaria y que acoja. Una Europa que brinde seguridad y protección a quienes lo necesitan. La disputa sobre la distribución de los solicitantes de asilo no puede llevarse a cabo de manera irresponsable a expensas de las personas en peligro en el mar», afirmó la ONG en un comunicado.
Mientras se decide el futuro de estas 300 personas bloqueadas en el Mediterráneo, Italia y Malta siguen sin abrir sus puertos y echándose las culpas mutuamente.
El ministro de Interior y Seguridad Nacional maltés, Michael Farrugia, criticó a Italia que no aceptara al buque de Lifeline cuando socorrió a estas personas y estaba más cerca de este país que de la isla y ahora exija que se encargue La Valeta.
Por su parte, el titular de Infraestructuras y Transportes italiano, Danilo Toninelli, recalcó que Italia ha salvado «más de 600 mil vidas humanas» en los últimos cuatro años, «muchas más que Malta y cualquier otro país de la UE».
Fuente: Excélsior