Muy equivocados estarían todos los que buscan ser Gobernador de Veracruz si empezaran a actuar o verse como ganadores. Grave sería se sintieran vencedores en una elección que en el papel, aún se observa sin definición clara.
No, Pepe Yunes, no has perdido como muchos lo dicen o decimos, pero tampoco llevas opciones contundentes de triunfar. Las campañas aún no inician, y aunque apareces en tercer lugar en todas las encuestas, nadie puede decir que perdiste hasta la noche del primero de julio.
En efecto, Pepe, pocos negarían que eres un buen candidato, sin embargo, apareciste en la boleta electoral en el peor momento histórico del tricolor, cuando el descrédito es grande y la percepción sobre el Gobierno Federal priísta también, pero aún no pierdes. Pinta difícil, pero todo puede pasar.
No, Miguel Ángel Yunes, no has ganado como comunicas con tu actitud y la de muchos que te rodean. Cierto es que en la mayoría de los números lideras la intención del voto, pero se acabaron los tiempos donde se derrota sólo con el nombre, o bien, se “clasifica al mundial caminando”, como alguna vez exageró Lavolpe sobre la Selección Nacional.
Tal como lo piensa el equipo de Ricardo Anaya en el CEN del PAN, Miguel, te ven como ganador, pero lo hacen con prudencia y pies de plomo; saben que los discursos triunfalistas ya no agradan al votante, en especial al “millennial”, suele insultar inteligencias. Lideras encuestas, pero aún no ganas, pues cerca viene Morena.
No, Cuitláhuac García, tampoco has ganado aunque AMLO aventaje por varios puntos a Ricardo Anaya y José Meade en las encuestas publicadas. Es válido pensar que muchos podrían sufragar al estilo “efecto dominó”, como cuando venció Vicente Fox, pero la sociedad ya no es la misma de ese entonces.
Si bien es cierto, Cuitláhuac, que en la pasada elección obtuviste más de 800 mil votos, eso no es garantía de que puedas repetirlo o superarlo, a pesar de la votación simultánea con López Obrador, incluso podría jugarte en contra. Lideras en algunas encuestas, pero en varias más, apareces como segundo lugar.
Lo dicen los libros de marketing electoral pero suelen omitirlo en los cuartos de guerra de los candidatos: la prudencia y la humildad, bien llevada (o sincera) suele también atraer votos, por encima de la soberbia y el discurso de “victoria asegurada”.
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