Ya no hay barcos extranjeros que busquen al submarino argentino ARA San Juan. El último de ellos, el ruso Yantar, acaba de abandonar la zona donde hace cuatro meses y medio desapareció esta embarcación de la Armada argentina con 44 tripulantes a bordo. Hasta 17 países ofrecieron en un primer momento su colaboración a Argentina para rastrillar un área de casi medio millón de kilómetros cuadrados a unos 1.000 metros de profundidad en el Océano Pacífico. Participaron 28 barcos y 9 aviones, pero ninguno tuvo éxito. Rusia acaba de retirarse también con las manos vacías y Argentina queda sola en la búsqueda con una única embarcación, la Islas Malvinas.
La ausencia de colaboración internacional ha caído como un jarro de agua fría entre los familiares de los 44 tripulantes, que denuncian que Argentina carece de la tecnología necesaria para localizar al ARA San Juan. «Los han abandonado, han abandonado la búsqueda», dice a EL PAÍS Luis Tagliapietra, padre del teniente de corbeta Alejandro Tagliapietra, quien viajaba en el submarino. «Queda un buque de la Armada argentina sin elementos técnicos para hacer una búsqueda correcta», agrega. «Estuvieron rusos, yanquis, ingleses, chilenos y no lo encontraron, es muy difícil, nuestros buques son inoperativos», coincide Óscar Vallejos, padre del tripulante Celso Vallejos.
El Gobierno de Mauricio Macri ofrece una recompensa de cinco millones de dólares a quien contribuya a localizar la nave. Las familias organizaron una colecta que no ha tenido la respuesta esperada y presionan ahora para que el Ministerio de Defensa contrate a empresas especializadas en búsquedas subacuáticas. «Si les dan la información correcta en una semana lo tienen que encontrar», dice Vallejos, quien duda de que el Gobierno diga todo lo que sabe.
La última comunicación con el ARA San Juan tuvo lugar la mañana del pasado 15 de noviembre, mientras navegaba en el golfo de San Jorge rumbo a Mar del Plata. La tripulación informó de un «principio de avería» en el sistema de baterías, recibió órdenes de poner rumbo directo hacia la base y ahí se cortó toda la comunicación. Después de una semana de búsqueda, el Gobierno informó que sensores submarinos habían detectado una explosión en la zona en la que había desaparecido el submarino.
Los Vallejos son una de las 15 familias que aún permanecen en la base naval de Mar del Plata. Las demás regresaron a sus casas y están pendientes de cualquier novedad desde la distancia. «Esto es muy cansado, tengo fe de que termine pronto. Hay que ser realista, pero queremos encontrar el submarino», subraya el padre de Celso. «Están queriendo olvidarlos, pero no lo permitiremos. Por eso seguimos acá, es la única forma de que la búsqueda no se apague».
Fuente: El País