Charly Pérez
La amenaza está ahí, latente, si en las elecciones presidenciales hay fraude, es decir, si no gana López Obrador, el tigre va a andar suelto. «Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre que lo amarre, yo ya no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral, así de claro.» ¡Ay Dios!
Porque, según él, en el 2006 ese mismo “tigre” estuvo a punto de liberarse, pero el mesías, santo y puro, como es, hizo favor de contenerlo y las cosas no fueron más allá. Nada más mes y medio con un precioso bloqueo en la avenida más importante del país y en el zócalo capitalino, mismo que perjudicó a muchísimos empresarios, comerciantes, empleados y restauranteros de la zona, con pérdidas económicas de más de 7 mil millones de pesos, el despido de más de 3 mil trabajadores y la desaparición de negocios y ruina de muchos patrones. Ese fue un vulgar gatito que, supongo, nada tendría que ver con el majestuoso tigre de bengala que Andrés Manuel tiene encerrado en una bonita jaula.
Así son las cosas, este santo señor un día manda bendiciones, dice que no se va a enojar y envía amor y paz. Al otro día se convierte en un irresponsable que amenaza con desestabilizar –más- al país si no se cumple su voluntad. Porque habrá que recordar que el que no esté con él, está contra él. Habrá que recordar que no sabe perder, que, desde aquellas contiendas tabasqueñas, nunca ha aceptado ninguna de sus derrotas.
¿Y entonces? ¿Debemos permitir que se siente en la silla presidencial, con todas sus ideas, con sus doctrinas, con sus programas de gobierno y su constitución moral? Y si no gana ¿debemos correr a resguardarnos del feroz tigre? Ninguna opción es halagüeña, no hay para dónde hacerse.
Por eso, la declaración es alarmante y podría traer horribles consecuencias. Yo, por lo pronto, sí estoy preocupado.
Obituario: Me queda claro, Donald Trump, “está loco”.