A quien obra mal, se le pudre o se lo pudren… ¿verdad Ricardo?
Confirmado: Margarita Zavala deshojó precisamente la margarita y abandonó el hogar. Se va del PAN, después de 34 años de militancia, empujada por el pragmatismo salvaje, la codicia y la ambición desmesurada, quizá suicida, del rencoroso Ricardo Anaya.
La magnitud de la confrontación salpica sangre… azul.
Margarita se va porque Anaya no le dejó de otra. De hoy en adelante, la única forma de aspirar a convertirse en la primera presidenta de la República es encender una velita para iluminar la sinuosa ruta de una candidatura ciudadana e independiente.
La decisión de Margarita Zavala no es abrupta, aunque no deja de causar sorpresa; lo venía considerando de tiempo atrás: “voy a estar en la boleta, con sin PAN”, nos dijo alguna vez. Es un bofetón al “joven maravilla” que ha secuestrado al partido de la gente decente y se ha apoderado, de facto, del llamado Frente Ciudadano por México, que según el morenista Miguel Barbosa, quedará descuadrado.
Desde luego Margarita no se va sola; detrás de su decisión está el apoyo de Felipe Calderón, quien batalla a muerte contra Anaya. De por seguro que el siguiente golpazo contra el líder panista será, más adelante, la salida del ex presidente, para reforzar la candidatura de su esposa, y según los malquerientes del michoacano, para buscar la reelección conyugal, montado en la popularidad y el prestigio de su esposa.
Por lo pronto, Margarita se suma al grupo de suspirantes independientes con muy buena ventaja; comunicadores, académicos espontáneos o políticos rebeldes podrán bajar el volumen de las simpatías a favor de la señora… a quien no pocos miran como una Hillary región 4.
Valga este dato: de acuerdo con la encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica, publicada el 13 de julio pasado, Margarita Zavala, como panista, contaba con 37% de las preferencias electorales, por encima de Andrés Manuel López Obrador, con 27%, quien por cierto saluda a la rebelde con causa, quien cuenta con una innegable presencia ante la opinión pública debido a una imagen personal impecable, además de sus experiencias como primera dama y ex diputada federal, entre otras cosas.
Pero las desventajas de Margarita también pesan. Carga con los errores y pecados de su marido y la orfandad de un partido con presencia nacional.
Al irse, Margarita Zavala abre un boquete al PAN. Ricardo Anaya se queda con un partido-partido; los Zavala-Calderón se llevarán sus canicas… que no son pocas.
Al final, los llamados a la cordura y la sensatez de personajes emblemáticos, como Diego Fernández de Cevallos, han ido al vacío.
Con la salida de Margarita Zavala, el PAN queda tocado, sin unión, en medio de una crisis de identidad. La doctrina del bien común y los principios que algún día sostuvieron a la principal fuerza opositora del país hoy parecen archivados en un bote de basura. Lo que vemos no es por generación espontánea, sino debido a un largo periodo de descomposición que comenzó con el secuestro del partido a manos de Vicente Fox y se agravó con el pleito interno que llevó al “hijo desobediente” a Los Pinos.
¿Del PAN quedaran migajas con la huida de Margarita Zavala?
En el PRI hacen fiesta.
EL MONJE ROTO: La guerra política contra el exterminador Ricardo Anaya, dentro y fuera de su partido, significa la muerte electoral prematura del obsesivo “joven maravilla”; la renuncia de Margarita es la puntilla.