La joven Mara Castilla, de 19 años, había salido a bailar con sus amigos en Cholula (Puebla) el viernes 8. A las cinco de la madrugada pidió un coche al servicio de transporte privado Cabify para volver a casa. Fue la última vez que se la vio con vida. Las autoridades mexicanas han hallado su cuerpo, tirado en un terreno cercano y cubierto con una sábana, una semana después. La autopsia conocida hoy sábado revela que fue agredida sexualmente y luego asfixiada.
El caso, un nuevo feminicidio en un país en el que el asesinato de mujeres se ha convertido en una pandemia, ha despertado una ola de protestas que se sentirán este domingo en las principales ciudades de México, donde hay convocadas manifestaciones de rechazo. En el centro de las iras está el incremento de feminicidios en el centro del país, que ha obligado a declarar la alerta de género en más de una decena de municipios.
La policía ha detenido al conductor del Cabify que transportó a la joven estudiante de Ciencias Políticas y está en prisión acusado de feminicidio. La investigación ha desvelado que media hora después, el vehículo que llevaba a Mara llegó a su domicilio y se estacionó frente a la vivienda familiar durante más de 20 minutos. Según la versión del conductor, la joven pidió bajarse unos metros antes de llegar. La investigación, no obstante, demostró que el chófer se quedó con su celular, lo que permitió rastrear sus movimientos vía GPS durante aquellas horas. La recogió en el bar, llegó a su domicilio, donde se detuvo frente a la puerta como si hubiera completado correctamente el trayecto y luego la llevó a un motel donde la violó y asfixió.
Las redes sociales arden contra la compañía en la que se transportaba la joven, que lamentó “profundamente el fallecimiento” de la joven, en un primer momento. Ante las críticas por no hablar de asesinatos, este sábado la compañía se disculpó y aseguró que están “consternados y condenamos el feminicidio de Mara. La empresa Cabify presume de ofrecer un servicio más seguro que otros, ya que sus conductores deben pasar controles de conducción, psicométricos y de antecedentes. En su declaración de términos y condiciones, Cabify renuncia a “cualquier obligación, reclamación o daños surgidos” en la relación entre el usuario y el “tercero transportista”. El Gobierno de Puebla anunció que se investigará a la compañía.
Lo ocurrido ha indignado a una buena parte de la sociedad mexicana, ya hastiada por los feminicidios y ha desatado, de nuevo, la movilización de colectivos de mujeres, principalmente, pero también intelectuales, artistas y cientos de miles de jóvenes, que exigen a las autoridades “volver a casa, sin perder la vida en el intento”. “Quiero un México que no sea igual a feminicidio”, claman.
En México son asesinadas anualmente más de 2.000 mujeres según organizaciones no gubernamentales, la mitad según cifras oficiales, y el grado de impunidad e inoperancia de las medidas ronda el 98%.
El Estado de México (Edomex), el cinturón que rodea la capital, el de Puebla, donde fue secuestrada la joven o Morelos son el epicentro de una pandemia de homicidios y desapariciones de niñas. En Edomex, según el Observatorio Ciudadano contra la Violencia de Género, solo el año pasado hubo 263 asesinatos de mujeres, por encima de los peores años de Ciudad Juárez (1993-2005). Puebla y Cholula se encuentran también entre las diez entidades con más feminicidios. Durante las investigaciones se reveló que en el vecino Estado de Tlaxcala, cercano a la capital, es uno de los corredores de tráfico de órganos más activos del continente.
A la misma hora en que aparecía el cuerpo de Mara Fernanda, Alfredo del Mazo tomaba posesión como gobernador del Estado de México. De los 45 minutos que Del Mazo habló en el Teatro Morelos ante la élite política del país solo dedicó 58 segundos a hablar de sus medidas para frenar la violencia contra las mujeres.
Fuente: El País
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