Riesgo. Para cualquier especie, disminuir individuos en tiempos tan relativamente cortos es grave para su conservación, indicó el CICESE. La causa principal del decrecimiento de poblaciones es la extracción furtiva de la especie, añade la institución.
A pesar de que existe una Norma Oficial Mexicana que protege a las poblaciones del animal acuático conocido popularmente como pepino de mar (Isostichopus fuscus), una investigación que está a punto de concluir y que encabeza el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), halló que la población de esos equinodermos, que son importantes para las cadenas alimenticias marinas, ha caído 90 por ciento en sólo diez años.
Mientras en el año 2007 se localizaban 0.27 pepinos de mar por metro cuadrado de arrecifes en el noroeste mexicano, censos realizados en 2017 encuentran que sólo hay 0.026 pepinos por metro cuadrado. “Para cualquier especie, disminuir individuos de esta manera en tiempos relativamente cortos es grave para su conservación”, indicó el CICESE.
Estos animales de cuerpo alargado y blando se originaron hace más de 400 millones de años y en diferentes partes del mundo son solicitados como ingredientes de cocina; en países como Francia, Perú, Japón y Filipinas son de amplia demanda, frescos o deshidratados, por ello conservar a esta especie de gran importancia económica para las comunidades que viven en el Golfo de California y la captura furtiva causa gran daño.
La causa principal del decrecimiento de poblaciones es la extracción furtiva de la especie. Se conoce que pescadores provenientes de la zona de Bahía Quino y Puerto Libertad, en Sonora, cruzan el Golfo de California para extraer pepino de mar. Posteriormente, se cruza el producto a Estados Unidos por la frontera de Arizona, que es la menos restrictiva, y de ahí a países asiáticos. Un pescador furtivo puede vender un kilo de pepino de mar, ya cocido, hasta por mil pesos.
Mucha de la información fue obtenida por investigadores del CICESE gracias a talleres y grupos de trabajo con pescadores y comunidades del Golfo de California gracias a un proyecto apoyado por el Fondo Sectorial Conacyt-Sagarpa. A finales de 2013 ese proyecto emitió una convocatoria para evaluar el estado de la población del pepino de mar en la costa de Baja California y encontrar sitios adecuados para reproducir y comercializar la especie de la manera más sustentable posible.
MOVIMIENTO CLANDESTINO. Se estima que “por lo menos la mitad de lo que se extrae, no se reporta. Es decir, las capturas ilegales son iguales o más, que las capturas legales”, informó el Doctor Luis Eduardo Calderón, investigador del CICESE. “Definitivamente se tienen que explorar nuevas maneras de aprovechar el recurso y una de ellas es a partir del maricultivo”.
Hasta ahora se han identificado dos sitios en Bahía de los Ángeles y uno en el archipiélago de San Lorenzo con características fisiográficas y oceanográficas apropiadas para la instalación de maricultivos de pepino de mar. Esto fue resultado de aplicar un modelo de nicho ecológico que consideraba la abundancia relativa y aspectos genéticos y reproductivos del pepino de mar, así como información satelital para conocer a detalle las condiciones oceanográficas.
La especie se encuentra dentro de la NOM 059, en estado de “sujeta a protección especial”, como explicó el doctor Calderón, esto significa que las poblaciones de la especie se encuentran mermadas, pero son susceptibles de aprovechamiento siempre y cuando exista un estudio técnico justificativo que demuestre que la población no está en riesgo si se aprovecha.
Una sola población. El pepino de mar es estudiado desde 2005 por el CICESE. Es una especie que se alimenta de materia orgánica, consume bacterias, regula carbonatos y el pH del sedimento, cambia el tamaño de grano de los sedimentos del mar, los oxigena y estratifica.
El estudio genético de este proyecto demuestra que una sola población es la que habita en el Golfo de California. No hay una diferenciación genética desde Baja California hasta Bahía Banderas, Jalisco. En cuanto a aspectos reproductivos, encontraron que el periodo se extiende de abril a octubre, información que permite sugerir temporadas de aprovechamiento.
Formalmente el proyecto termina en octubre de 2017. Pero con la cantidad de datos recabados, el trabajo de investigación, análisis y publicación da para 2 o 3 años más. Luis Eduardo Calderón informó que hay dos tesis de licenciatura y una de maestría en proceso, derivadas de este proyecto, por lo que contribuye también a la formación de recursos humanos.
“El siguiente paso es la organización entre los productores para constituirse como figura jurídica, denominada Unidad de Manejo (para la conservación de la vida silvestre, UMA), para poder instalar maricultivos. Dentro de este proyecto ya no hay fondos para apoyar esto, pero dejamos la semilla para que continúen con el trabajo. La Sepescabc lo vio con muy buenos ojos y buscará fondos para esto”, comentó Calderón.
Directivos de la Reserva de la Biósfera Bahía de los Ángeles, Conanp, el director general de Sepescabc y 13 permisionarios, pescadores y habitantes de Bahía de los Ángeles atendieron a este III Taller de Socialización para conocer de manera directa los avances de este proyecto. (ANTIMIO CRUZ. CRÓNICA)