La selección mexicana ha metido a poco menos de 100 mil aficionados entre los dos duelos que ha disputado en Copa Oro. Después de eso, de haber despertado de nuevo la fe de sus seguidores, después de haber iniciado de manera correcta frente a El Salvador, se mostró ante Jamaica como un equipo incapaz de hacer daño, y así firmaron un 0-0.
El Tricolor no destiló ninguna de sus cualidades más fiables. La falta de precisión, imaginación y contundencia del Tricolor fue evidente. Tuvo el esférico, como es costumbre, pero le faltó veneno, malicia en el ataque. Los de la habilidad no aparecieron como en otros duelos de este combinado. No hubo quién salvara a la escuadra azteca de ese mal que lo ha aquejado a últimas fechas de complicarse en los segundos partidos que disputa cuando se trata de un torneo o de choques al hilo.
Ahora sí, no apareció Rodolfo Pizarro, uno de los elementos de mayor calidad del cuadro, uno de los que están peleando un puesto para ir al Mundial, por eso salió para el segundo tiempo y entró César Montes. Tampoco Orbelín Pineda tuvo la magia y llegada precisa que lo han caracterizado. Erick Torres tuvo opciones que quedaron en meros intentos. Elías Hernández tampoco fue la solución esta vez. Todos tuvieron sus pequeños lapsos de inspiración, pero de nada sirvió.
A México se le presentó una buena oportunidad cuando un defensor de rival le cedió el esférico en terreno enemigo, pero Orbelín sacó un tiro que no llevaba mayor peligro. Eso sí, el de las Chivas intentó por la banda izquierda, casi llega a línea de fondo, pero fue interceptado y ahí se acabó la oportunidad para el Tricolor.
Luego, tras un tiro de esquina, la bola se paseo en el campo, hasta que le llegó al Cubo por aire, y con un cabezazo la mandó al poste.
Jamaica inquieto con una jugada en la que Oniel Fisher entraba ya al la zona de Moisés Muñoz, pero ahí estaba atento Jesús Gallardo y cubrió bien.
México sufrió con un choque del Cubo con Damion Lowe, pues el Cubo cayó mal y se temía por su mano derecha. Solo fue el golpe del momento.
De a poco, comenzaron las entradas fuertes entre ambos cuadros. De repente la defensa del Tri permitía que el enemigo entrara con facilidad, lo único positivo para ellos es que no lograban dar las pinceladas finales.
El duelo se llenó de imprecisiones, de pequeñas faltas que cortaban la poca dinámica que se apreciaba. Los tiros al arco a los que aspiraba el conjunto azteca eran a balón parado gracias a lo anterior.
Así se acercó de nueva cuenta, con un cabezazo de Molina, en el que Jermaine Taylor impidió el gol.
Jamaica cerró con sus latigazos de velocidad y sin precisión. Eso salvó al arco del equipo que Osorio.
Ahí estaba, como taladro el conjunto mexicano, aunque sin la precisión necesaria para derribar la muralla en la que se había convertido el cuadro jamaiquino. Elías Hernández se quitó a vario rivales, se metió al centro y tiró, pero el arquero se recostó bien y no hubo mayor inconveniente.
Pompilio Páez y Humberto Sierra, los auxiliares de Juan Carlos Osorio daban instrucciones a los jugadores mientras un contrario era atendido por su cuerpo médico. Había que ajustar, seguro Osorio desde su palco pedía modificaciones, porque este equipo estaba chato, porque les sobran piezas de calidad que no explotan, que dan un partido bueno y en otro les hace falta.
El reloj agotaba el tiempo, el Tricolor sus recursos, y la afición su paciencia. Algunos gritos de «Fuera Osorio» se escucharon en el inmueble. Y entonces, todo terminó en un empate sin goles.
Fuente: Milenio