Un año después del referéndum sobre el Brexit, y con Theresa May aún tratando de cerrar las alianzas que le permitan sacar adelante un Gobierno en minoría, Reino Unido empieza hoy las negociaciones para su salida de la UE. El ministro británico del Brexit, David Davis, está ya Bruselas, donde se reúne con Michel Barnier, jefe negociador de la UE, para arrancar oficialmente el complicado proceso que debe concluir, según el plazo establecido en el artículo 50 del Tratado de Lisboa, en marzo de 2019.
Las palabras iniciales de uno y otro reflejan bien la aproximación tan distinta de Londres y Bruselas respecto al Brexit. «El objetivo es abordar las incertidumbres que ha causado el Brexit, en primer lugar las de los ciudadanos», ha señalado Barnier. «Estoy aquí para construir una relación nueva, profunda y especial con la Unión Europea», ha añadido Davis, sin mencionar que de lo que se trata, al menos en esta primera fase, es de concretar la salida británica del proyecto europeo. Ambos han expresado su deseo de que los contados resulten constructivos. «Nos unen muchas más cosas que las que nos dividen», ha resumido Davis.
Las negociaciones se inician con los dos asuntos fundamentales del divorcio sobre la mesa: los derechos de los ciudadanos más afectados por el Brexit (los 3,2 millones de europeos en suelo británico y los 1,2 millones de británicos en territorio comunitario) y el ajuste de cuentas (dinero que Londres comprometió con el resto de socios y que debe desembolsar antes de abandonar la Unión). Pese a todo, la reunión de este lunes no servirá para entrar en la sustancia de estos dos capítulos, sino para romper el hielo y fijar las bases de la discusión. «Espero que podamos identificar prioridades y calendarios», ha confiado Barnier.
La primera ministra planeó un Brexit duro: abandonar el mercado único y la unión aduanera para no ceder ni un ápice en el control de la inmigración. Pero tras el mal resultado de las elecciones del 8 de junio, la estrategia está en el aire. El ministro de Exteriores de Alemania, Sigmar Gabriel, considera plausible que Reino Unido siga formando parte del mercado único, pero solo si acepta la libre circulación de trabajadores y la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE, según la prensa germana.
Fuente: El País