Tras cinco semanas hospitalizado por una neumonía bilateral, el papa Francisco será dado de alta del hospital este domingo y volverá al Vaticano, según confirmaron este sábado los médicos que atienden al Santo Padre.
“El Santo Padre va a volver a Santa Marta en un alta protegida”, informaron en una comparecencia pública este sábado los médicos que le han atendido. Asimismo, detallaron que tendrá una convalecencia de “al menos dos meses”.
La Santa Sede había informado este sábado que Francisco saludará e impartirá su bendición este domingo desde una ventana del hospital Gemelli de Roma, en su primera aparición pública desde su hospitalización.
“El papa Francisco tiene previsto saludar e impartir una bendición desde el hospital Agostino Gemelli de Roma al final (de la oración semanal) del Angelus, que como en las últimas semanas será publicada de forma escrita”, indicó la oficina de prensa de la Santa Sede.
El pasado 6 de marzo, el Papa envió un mensaje de audio, en español y con una voz muy fatigada, durante el Rosario por su restablecimiento que se reza cada noche en la plaza de San Pedro y el pasado domingo el Vaticano publicó la primera foto del pontífice en el Gemelli.
Las especulaciones sobre la aparición mañana del Papa surgieron en las últimas horas, después de que este viernes se viera a algunos técnicos tomar medidas de la ventana del apartamento del décimo piso del hospital en el que se encuentra ingresado el Sumo Pontífice.
Este sábado, Francisco agradeció “el apoyo” de la “cercanía” de los fieles con sus “oraciones”.
“En estos días he sentido tanto el apoyo de esta cercanía vuestra, especialmente a través de las oraciones con las que me habéis acompañado”, señala el pontífice en un mensaje fechado en el día de hoy desde el hospital con motivo de la peregrinación jubilar de la archidiócesis de Nápoles (sur de Italia).
“Por eso, aunque no pueda estar físicamente presente entre vosotros, os expreso mi gran alegría al saberos unidos a mí y entre vosotros en el Señor Jesús, como Iglesia”, añade en el texto pronunciado por el cardenal Domenico Battaglia, arzobispo de Nápoles, en la misa celebrada en la Plaza de San Pedro bajo una fuerte lluvia.
El pontífice, de 88 años, ha estado hospitalizado en el Gemelli de Roma desde el 14 de febrero, cuando fue ingresado por problemas respiratorios, y posteriormente luchó contra una neumonía en ambos pulmones.
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