El Cristalazo

El país de las maravillas

Publicado por
Héctor García

Lo recuerdo como si hubiera sido apenas ayer.

Era una mañana promisoria. El aire limpio de la ciudad cuyo pasado de contaminación y frecuentes contingencias había quedado atrás muchos años antes, presagiaba una feliz jornada de enormes beneficios para todos (as, es).

Si se me diera licencia para usar versos ajenos, diría como el poeta Sánchez de Armas: “un efluvio de cantos apenas perceptibles penetra en su alma y la ilumina.”

Ese dichoso día (14.6.20), había yo leído el comunicado 163 del entonces llamado Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Una maravilla. No sólo por su amplitud científica y tecnológica, sino por la enorme cantidad de vidas humanas a salvo desde entonces, además del patriótico e interminable esfuerzo por mantener y acrecentar (si se pudiera), nuestra soberanía científica.

“La Dra. Elena Álvarez-Buylla presentó en la Conferencia matutina (en la fecha memorable de la Revolución Francesa, para empatar con nuestra Revolución Científica) los primeros ventiladores 100 % mexicanos, cuya fabricación fue coordinada por el Conacyt.

“El modelo Ehécatl 4T fue diseñado y fabricado por el CIDESI del Conacyt; mientras que el modelo Gätsi es el resultado del esfuerzo conjunto entre la empresa privada Dydetec, el Conacyt y el CIDESI.

“Los ventiladores superaron las pruebas de calidad y seguridad biomédica. Con este paso, México dejará de adquirir estos dispositivos en el extranjero e iniciará la producción de mil unidades de ventiladores invasivos.

“La titular del Conacyt dijo que es un avance significativo para alcanzar la soberanía científica e independencia tecnológica”.

La verdad, henchido como estaba de fervor patrio, no pensé jamás repetir en el futuro un momento similar de tan alta significación y orgullo tecnológico.

Hasta ayer, cuando –otra vez— “…un efluvio de cantos apenas perceptibles penetró en su (mi) alma y la ilumina (ó)”, y con el pecho casi a reventar de puritito y orgulloso patriotismo, supe de la nueva hazaña tecnológica de mi patria, ¡oh!, mi patria, como si me hubieran aplicado la vacuna con su nombre, esa gran hazaña de la farmacéutica mexicana.

Nos dijo la secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz:

“…Hoy vamos a presentar —ya lo había indicado nuestra Presidenta— uno de los proyectos que la Doctora Sheinbaum ha encargado coordinar a la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación: se trata de la armadora Olinia.

“Por cierto, la palabra “Olinia” significa en náhuatl “moverse”, “movimiento”.

“Este paso constituye un hecho histórico (últimamente todo es histórico pues juntos hacemos historia), porque va más allá de manufacturar mini vehículos eléctricos mexicanos. Olinia, en conjunto con otros proyectos de desarrollo tecnológico-científico, tienen el potencial de ser un parteaguas en la industria mexicana.

“Con este proyecto se pone de manifiesto que la vinculación entre academia, gobierno y sector productivo favorece al camino para la soberanía tecnológica y el bienestar de nuestro país”.

“Es importante destacar que Olinia –dijo RR–, atiende un tema de gran interés para la Presidenta (lo cual lo hace doblemente importante), ya que contribuye a la transición energética y el cuidado del medio ambiente al reducir las emisiones de combustibles fósiles. Y gracias a su tamaño compacto, optimizará la ocupación del espacio urbano y la circulación en la movilidad vehicular de las ciudades de México. Además, por su precio, es competitivo. Con el precio que se está proyectando será una opción accesible”.

El laicismo del Estado me impide decir, bendito sea Dios.

Rafael Cardona

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Héctor García