Para nadie resulta un misterio el doble lenguaje en la política, sobre todo cuando se exaltan valores intocables, como el amor a la patria, el nacionalismo, la soberanía, la independencia, la fraternidad universal, sobre todo cuando cuando se negocia frente al poder extranjero desde una postura débil, como es tradición mexicana.
Por eso las amenazas de Donald Trump, su quien a pesar de patanería, altivez y arrogancia, han recibido una doble respuesta por parte del gobierno mexicano, una real y una verbal. Lo mismo en el caso canadiense, cuyo poderío nos significa menos peligro.
Lo importante ahora, está en Washington. No se trata de callar y obedecer. Ahora se puede gritar… y obedecer. Por eso ha habido obsecuencia frente al manotazo trumpista. Una en la contención migratoria y otra contra la fabricación de fentanilo.
La primera: La continuidad en nuestro papel de mayordomos en el corredor migrante centroamericano. Por eso hay diligencia en la disolución de las caravanas. La segunda (para otra entrega), el fentanilo de Sinaloa.
Revisemos la información:
“…Los extranjeros que participan en la caravana que partió de noche, entre domingo y lunes, de Tapachula (“Cuarto poder” 3 de dic), determinaron levantarse del parque central 5 de Mayo en Huehuetán, estación donde descansaban y seguir su camino, ante la llegada de un operativo de “rescate” por parte del Instituto Nacional de Migración (INM).
“Solamente unos 15 extranjeros de algunas familias consideradas vulnerables decidieron entregarse para regresar a Tapachula, en donde les dijeron que los apoyarán en sus trámites para regularizar su estancia.
“Solamente horas antes habían llegado y se habían acomodado en el domo del parque, cuando hicieron su arribo los elementos migratorios con varias unidades, lo que les causó temor de ser detenidos y deportados…
“Los migrantes han denunciado acoso y hostigamiento por parte de las autoridades correspondientes, quienes la semana pasada también disolvieron la que había avanzado hasta Tonalá, otorgándoles pases de salida por periodos de 20 días”.
A esa labor de intercepción el gobierno mexicano le ha llamado “atención humanitaria a los migrantes”.
Sobre este tema vale la pena analizar los argumentos de Tonatiuh Guillén, ex comisionado nacional de Migración, expuestos radiofonicamente en días recientes:
“…En principio… México tendría que responder en función de su legislación, especialmente desde la perspectiva de la ley sobre refugiados, a la que no le hacemos gran caso, pero es la que debiéramos estar aplicando…
“…En realidad lo que estamos haciendo, el gobierno, a través del Instituto de Migración y la Guardia Nacional, pues es un conjunto de violaciones de derechos cotidianos… (el minúsculo presupuesto de la Comar se ha reducido aún más…)
“… Yo creo que tendríamos que empezar a tejer alianzas y diálogos con estas otras contrapartes (asociaciones civiles, gobiernos locales, grupos económicos) que serían finalmente el mejor piso de negociación y de presión desde Estados Unidos que pudiéramos tener desde México”.
Pero en el lenguaje oficial se hace lo posible por desconocer (u ocultar), la verdadera naturaleza de la migración cuyos motivos han cambiado. Ya no se trata nada más de la búsqueda económica.
“Tenemos una estrategia humanitaria –ha dicho CSP–, que atiende a los migrantes antes de llegar a la frontera Norte (como conviene a EU), también estamos de acuerdo que se abran canales de migración legal, hoy tiene distintos el gobierno del presidente Biden (…), Estados Unidos lo necesita, requiere de trabajadores migrantes que permitan el desarrollo de su economía. Entonces, claro que vamos a abogar por ello”.
Obviamente el argumento de cuánto necesitan los Estados Unidos a los emigrados, es relativamente fallido. Es Arau y su película “Un día sin mexicanos”. Ese discurso no persuadirá a Donald Trump ni a los “duros” de Washington. Pero en el doble tratamiento, se trata de “quedar bien”, no de resolver. Por eso se les confiere condición heroica a los transterrados.
En ese sentido revisemos la actitud del Instituto Nacional de Migración:
Dice su información oficial atropellando la gramática:
“…En Puebla, el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez y el gobernador de la entidad, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, supervisaron la puesta en marcha del Operativo Especial de Invierno 2024 del “Programa Héroes Paisanos”, para recibir a nuestros compatriotas que viven en otros países y regresan a México en esta temporada a convivir con sus seres queridos”.
Con riesgo de caer en manos del crimen organizado o las extorsiones de las fuerzas civiles o militares en el camino, debieron agregar. Si no, el programa sería innecesario. Ahora nada más es inútil.
“A los Héroes Paisanos, a los que están allá, pero que hoy en este invierno nos visitan –dijo el procesado Garduño–, y este retorno de los paisanos tiene singularidad. ¿Por qué? Porque a pesar de que hace frío, hay calor humano de los mexicanos. A los paisanos les llamaría en lengua náhuatl, que su sol siempre sea brillante, esta es su ciudad de Puebla, es su hermana, es su casa, sean bienvenidos”.
Además de la cursilería de quien no tuvo capacidad de responder cuando el incendio atroz de la estación migratoria de Ciudad Juárez y a cambio recibió protección y cobijo del Poder Ejecutivo (2), es notable la vacuidad de los argumentos: el calor mexicano, la lengua náhuatl (¿Cuál?).
Y para colmo:
“Quiero yo primero desear al gobernador Céspedes Peregrina, al compañero y amigo Salomón –dijo FG–, salud y vida, que te repongas porque necesitas estar al cien, necesitas estar en el gobierno federal, te requiere y te necesita y estoy cierto que lo que todo mundo ya conoce que será el nuevo titular de Migración, qué mejor un compañero de lucha un amigo de batallas quien asumirá esta responsabilidad y con un nacionalismo que solamente los poblanos que recuerdan a Ignacio Zaragoza lo llegan a tener”.
Pero hubo más: el pobre gober se subió al caballito de la feria:
“…En su oportunidad, el gobernador de Puebla (reseña el INM), expuso que su administración coadyuva con la Federación y los ayuntamientos para garantizar los derechos y el regreso seguro de las y los migrantes, quienes recuerdan la fortaleza y resiliencia que caracteriza a las personas nacidas en México”.
La fortaleza y la resiliencia. Ándale pues.
Pero si ya vamos encarrerados y mareados, digamos más:
“Gracias a la visión de la Cuarta Transformación, hoy el país cuenta con una política migratoria más humana, incluyente y efectiva, la cual, sin duda alguna, será consolidada por el gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum Pardo… bla, bla, bla…”
¿De veras se puede tomar esto en serio?
Rafael Cardona