La caravana migrante que partió esta semana de la frontera sur de México se estancó en el municipio de Escuintla, donde esperan reponer fuerzas para avanzar a pesar del bloqueo y la presencia de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional.
Eliezer, vocero y representante de esta caravana de migrantes, expuso a EFE que se han entregado dos personas a las autoridades porque no soportan el calor y las ampollas en los pies, aunque aún queda el 80% de las mil 500 personas que salieron el lunes porque esperan llegar a Ciudad de México.
“Aquí vamos con todo, la gente está dispuesta a hacer lo que sea para avanzar, por lo que solicitó al Gobierno mexicano que les puedan colaborar con agua para seguir su camino», indicó el migrante.
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Algunos integrantes del contingente, en su mayoría de Venezuela, expresaron que se quedarían en Tapachula, Chiapas, si el Gobierno mexicano cumple la promesa de garantizar seguridad y empleos.
El venezolano José Gregorio Campos Mesa, quien viaja con su familia, aseguró que buscan una mejor estabilidad y un empleo donde el salario sea digno para los migrantes porque en Tapachula estuvo dos meses trabajando de barbero para mantener a su familia.
El hondureño Marvin afirmó que si las autoridades mexicanas ofrecen trabajo bien remunerados se quedarían porque la mayoría de las personas que viajan buscan llegar al norte de México o a Estados Unidos para trabajar, cambiar su futuro y conseguir bienestar.
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Un grupo de agentes del INM arribó a Escuintla para ofrecer traslados a familias para llevarlos a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y a los hombres solos a la vecina entidad de Campeche.
Los migrantes se estancan después de que la presidenta Claudia Sheinbaum, aseguró en una llamada con el mandatario electo de Estados Unidos, Donald Trump, que las caravanas “ya no llegan” a la frontera con Estados Unidos, en medio del amago de aranceles de 25% a los productos mexicanos si no frena los migrantes y drogas. EFE