Rafael Cardona y su Cristalazo, comentó que la recuperación del Puerto de Acapulco pasa también por la atención de la violencia. El puerto registra una escalada de homicidios dolosos, atribuida a bandas criminales que cobran piso a comerciantes, extorsionan a taxistas, venden drogas y roban lo mismo a turistas que a damnificados. El problema, principalmente, es el narcomenudeo y la extorsión, antes se cobraba de manera individual, ahora se cobra a los líderes de los gremios para que ellos a su vez cobren la cuota a sus agremiados. La administración federal justificó el despliegue de las fuerzas federales en las calles del puerto para evitar los saqueos en las tiendas de autoservicio y el robo de la gasolina en las estaciones por parte de la población que enfrentaba problemas de desabasto de víveres. Además, en colonias de las zonas urbanas, suburbanas y rurales de Acapulco, donde operan los grupos del crimen organizado, se habían constituido autodefensas de vecinos que, por las noches, colocaban barricadas para resguardar sus viviendas.