Tras Líbano, debe ser el turno de Gaza, según Naciones Unidas. Jeremy Laurence, portavoz de la ACNUDH, ha reclamado un alto el fuego en la Franja tras su regreso a este territorio asediado por Israel, cuyo Gobierno ha accedido a interrumpir las hostilidades con Beirut.
Laurence afirma que la mayoría de las personas con las que ha hablado en Gaza piden desesperadamente un alto el fuego. Sus condiciones mentales y físicas son «frágiles», dice, tras quedar completamente destrozadas por «13 meses de violencia implacable». «Obtener artículos de primera necesidad se ha convertido en una lucha diaria y terrible por la supervivencia. Vi a docenas de mujeres y niños hurgando en los vertederos de basura», ha dicho el trabajador de la ONU.
Laurence afirma que la llegada de ayuda humanitaria sigue encabezando la lista de necesidades principales de la población gazatí. Sus notas destacan que la situación es completamente previsible y subrayan la urgencia de aumentar drásticamente el flujo de ayuda vital, para no agravar una situación ya de por sí terrible.
A lo largo de casi 14 meses de combates, la ONU ha destacado en un informe reciente que gran parte de la infraestructura de Gaza ha quedado reducida a escombros. Unos 1,9 millones de personas, aproximadamente el 90% de la población, ha sido desplazada varias veces a diferentes zonas de la Franja.
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