A estas alturas ya no queda ninguna duda de cómo la Cuarta Transformación fue incapaz –hasta ahora— de esclarecer las zonas oscuras en las muchas, muchísimas investigaciones relacionadas con la matanza de Iguala en el todavía cercano septiembre de 2014.
Una de esas áreas negras está relacionada, obviamente, con la imposibilidad de exhibir la protección política de quienes bajo las banderas del entonces poderoso Partido de la Revolución Democrática gobernaban –municipal y estatalmente–, el estado de Guerrero.
A pesar de las promesas, imaginarios compromisos y falsas promesas, los dolientes terminaron decepcionados de los aparentes esfuerzos de tantos y tantos farsantes como medraron con la desmesurada desgracia de tantas personas afectadas por los 43 asesinatos y algunos más, como los ajenos al grupo activista estudiantil de Ayotzinapa.
Forenses argentinos, “expertos” chilenos y colombianos, expertos en fuego venidos del Perú; químicos y biólogos austriacos y veinte años de juegos frente al espejo, no dieron ningún resultado sustancialmente diferente de la ardua investigación realizada por la Procuraduría General de la República encabezada en aquellos años por Jesús Murillo Karam a quien encarcelaron como si él hubiera cometido los aleves crímenes.
Después de un tiempo en la prisión, entre la celda y la enfermería; la vejez y los quebrantos neurológicos, Murillo pudo gozar del justo beneficio de la prisión domiciliaria — insuficiente tras la injusticia y la sevicia de Alejandro Encinas–,en la misma casa de donde salió para entregarse voluntariamente cuando los confundidos y párvulos agentes federales habían detenido a su hermano.
Como parte del proceso los abogados pidieron la libertad provisional, cuya posibilidad fue negada por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal de la CDMX con el más estúpido de los argumentos: el riesgo de fuga.
«La Fiscalía –dice la información recientemente publicada–, pudo lograr su pretensión de mostrar un escenario de peligro en el cual al quejoso aquí se le formuló imputación grave, respecto de un evento que incluso es de dominio público y que tiene un gran impacto, relevancia y trascendencia para la vida tanto política como social y jurídica de este País; sí posee los insumos y recursos necesarios, inclusive los conocimientos estratégicos en la funcionalidad de la institución (PGR) para poder sustraerse de la acción de la justicia», dijo el Magistrado ponente Francisco Javier Sarabia Ascencio durante la sesión del pleno”.
“Por unanimidad, los Magistrados confirmaron la negativa de amparo dictada en febrero pasado por Rubén Darío Noguera Gregoire, del Juzgado Octavo de Distrito de Amparo en Materia Penal en esta capital.
“El Magistrado Sarabia compartió que la falta de arraigo (¿?) , la propiedad de varios inmuebles en el País (sic), su alta solvencia económica, la gravedad de los delitos y su penalidad acreditaban (¿ya no acreditan?) el riesgo de fuga”.
Como es obvio al único lugar a donde Murillo Karam se podría fugar sería a un hospital geriátrico. Sus probadas y malas condiciones físicas ni le permitirían contratar un taxi espacial en la empresa de Musk.
Ni siquiera un avión para ir ¿a dónde?
“Por su parte, los Magistrados Juan José Olvera López y Horacio Hernández Orozco –dice la nota periodística–, se apartaron de la negativa al considerar que Karam tuvo las mismas condiciones para huir desde antes de su captura, en 2022, y no lo hizo.
«Aquí hoy sólo estamos diciendo que la (prisión) justificada persiste y no dónde. El dónde ya lo adelantamos».
«Lo que aquí se decide no toca lo decidido en que continúe en su domicilio la prisión justificada, pero en su domicilio», precisó el Magistrado Juan José Olvera”.
G-20
Por fin la Cuarta Transformación advierte la existencia de algo más allá de Macuspana. La presencia de la jefa del Estado en la reunión de los “grandes” del mundo inscribe a México en el juego internacional de manera directa. No pinta, pero ve cómo pintan otros.
Rafael Cardona