Después de dos meses de enfrentamientos entre Hezbolá e Israel, miles de libaneses comenzaron este miércoles a regresar a sus hogares, gracias a un alto al fuego instaurado a las 04:00 horas. Este cese de hostilidades ha puesto pausa a un conflicto que dejó miles de muertos y cerca de 900,000 desplazados en Líbano, además de decenas de miles de evacuados en el norte de Israel.
El ejército libanés informó que ya ha iniciado el fortalecimiento de su presencia en el sur del país, en la región situada al sur del río Litani, cerca de 30 kilómetros de la frontera israelí. Troupas y vehículos militares fueron avistados en la zona por periodistas, mientras que Hezbolá, a través del diputado Hassan Fadlallah, aseguró que colaborará con las autoridades y que no mantiene armas visibles ni bases operativas en el área.
Por su parte, la ONU anunció que está ajustando sus operaciones a la nueva realidad en la región, mientras que el ejército israelí declaró que continuará restringiendo los movimientos de población en el sur del Líbano durante las noches.
Sin embargo, miles de personas no esperaron la autorización oficial y se apresuraron a regresar a sus hogares en el sur de Líbano, la periferia sur de Beirut y el valle de Becá, zonas mayoritariamente vinculadas a Hezbolá. Muchos vehículos colapsaron las carreteras cargados de pertenencias, mientras sus conductores hacían sonar los cláxones y entonaban cánticos de regreso.
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En los suburbios de Beirut, bombardeados hasta la madrugada del miércoles, militantes de Hezbolá ondeaban banderas amarillas y coreaban eslóganes en honor a su líder, Hassan Nasralá, quien falleció en septiembre durante un ataque israelí.
El conflicto, que inició tras el ataque de Hamás en Gaza el 7 de octubre de 2023, abrió un nuevo frente con la intervención de Hezbolá en apoyo de sus aliados palestinos. Ahora, con la tregua en marcha, los desplazados buscan reconstruir sus vidas en medio de un frágil escenario político y social.