Un ataque israelí contra un campo de refugiados en el norte de Líbano mató a Saeed Atallah Ali, dirigente de Hamás, y a su familia, según informó el sábado el grupo militante. El ataque se produjo a primera hora de la mañana, un día después de que otro ataque aéreo israelí cortara una de las principales carreteras que unen Líbano con Siria, dejando dos enormes cráteres a ambos lados de la carretera.
Israel lanzó una invasión terrestre del Líbano el martes, afirmando que estaba llevando a cabo «incursiones terrestres selectivas» en pueblos cercanos a la frontera israelí con el objetivo de atacar al grupo militante Hezbolá. Nueve soldados israelíes han muerto en el conflicto del sur del Líbano, según el Ejército israelí.
Mientras tanto, Países Bajos se ha convertido en el último país europeo en repatriar a sus ciudadanos desde Líbano ante la escalada del conflicto. El viernes por la noche llegaron a la base aérea de Eindhoven 185 personas procedentes de Líbano, entre ellas más de un centenar de ciudadanos holandeses y sus familiares. También viajaban a bordo un belga, un irlandés y un finlandés. El Ministerio de Asuntos Exteriores neerlandés recibió unas 500 inscripciones para dos vuelos de repatriación, y se espera otro el sábado.
Israel y Hezbolá han intercambiado disparos a través de la frontera libanesa casi a diario desde el ataque transfronterizo de Hamás del 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1.200 israelíes y otros 250 fueron tomados como rehenes. Israel declaró la guerra a Hamás tras el ataque y, según los informes, más de 41.000 palestinos han muerto en la Franja de Gaza en la respuesta israelí. Algo más de la mitad de los muertos eran mujeres y niños, según las autoridades sanitarias locales.