Israel enfrenta una creciente condena internacional este viernes tras realizar ataques por segundo día consecutivo contra los cascos azules de la ONU desplegados en Líbano, lo que ha generado fuertes reacciones en la comunidad global. Las fuerzas de paz, parte de la misión de la ONU conocida como FINUL, fueron atacadas en la frontera entre Líbano e Israel, lo que dejó dos efectivos srilankeses heridos, luego de que dos soldados indonesios resultaran heridos el jueves en un incidente similar.
La respuesta internacional no se hizo esperar. La Casa Blanca expresó “profunda preocupación” por los ataques, mientras que Italia consideró la posibilidad de catalogar los incidentes como “crímenes de guerra”. Además, Francia convocó al embajador israelí para exigir explicaciones. Antonio Guterres, secretario general de la ONU, calificó las agresiones como una “violación del derecho humanitario internacional” y señaló que estas acciones representan un grave riesgo para las fuerzas de paz desplegadas en la zona.
El ejército israelí, por su parte, anunció que ha iniciado una investigación “en profundidad” sobre los hechos, indicando que dispararon contra una “amenaza” en las cercanías de una posición de la ONU. Al mismo tiempo, el gobierno libanés informó sobre la muerte de dos de sus soldados tras bombardeos israelíes en el sur del país.
Este aumento de la tensión ocurre en el contexto de la intensificación de la ofensiva militar israelí contra la milicia chiita Hezbolá, afín a Irán, una campaña que se ha agravado desde el 23 de septiembre, cuando Israel incrementó sus operaciones militares en el sur de Líbano, incluida una serie de incursiones terrestres.
El primer ministro libanés ha pedido un alto el fuego “inmediato” entre Israel y Hezbolá, mientras la comunidad internacional observa con preocupación la escalada de violencia en una región ya marcada por décadas de conflicto.