Su protagonista, Brandon Lee, hijo del mítico Bruce Lee, moría durante el rodaje por una bala real que no debía estar ahí en una de las escenas de tiroteo.
El personaje se conviertió en mesías visual y atormentado del movimiento gótico y siniestro, y la propia historia de ese alma en pena y ese amor roto se inmortalizó en lo más profundo de infinidad de corazones sensibles. El reboot que se acaba de estrenar en Estados Unidos aparece como una afrenta a algo sagrado, o por lo menos eso parecen indicar las críticas que pueblan webs como IMDB, Metacritic o Rotten Tomatoes.
En Metacritic, por ejemplo, mientras la película original del 94 alcanzó el notable, esta nueva versión está ahora mismo en un 29 sobre 100.
En IMDB escala hasta el aprobado raspado con un 5,1, y los tomatazos de Rotten Tomatoes castigan la cinta con un 20 sobre 100.
Parece ser que Bill Skarsgård funciona en su versión famélica y trapera de El Cuervo, pero el resto tiende más al desastre. Algunas críticas de las más positivas, como es la de TheAssociated Press, reconocen que la película “ha dado mucha belleza a expensas de la profundidad o la coherencia”.
Si nos vamos a las negativas, os podéis imaginar. TheWrap dice que “tiene reglas desconcertantes y una cronología vaga, y ya nada parece importar”; Slant Magazine hace énfasis en “una historia de fondo superflua y trillada e hilos narrativos que brillan por su falta de seriedad emocional”; y Mashable sentencia que “no hay corazón en el centro de este reinicio sombrío y espantoso”.
En fin, tengamos en cuenta que las críticas provienen de profesionales que, evidentemente, conocen la obra original. La pregunta que nos hacemos es si este nuevo Cuervo encandilará por su historia o estética a las nuevas generaciones a las que va dirigida.