Terceras Home

Islas de Esperanza: Rodrigo Navarro

Publicado por
José Cárdenas

Rodrigo Navarro

 

 

Le platicaba querido lector que fui invitado a la presentación del libro de la bióloga marina Andrea Saenz-Arrollo, Un mar de esperanza, (2022). La lectura de este libro y de un documento, ¿Por qué los seres humanos tendemos a la inacción respecto a los efectos del cambio climático?, me hizo salir de un impasse para escribir estas entregas mensuales.

Andrea tiene un doctorado en Economía y Medio Ambiente, así que tiene un enfoque económico, pero a la vez desde una óptica de uso y conservación de los recursos naturales, y no de uso y abuso de los recursos naturales que caracteriza al neoliberalismo y por lo visto a la 4aT, que ha querido destruir este neoliberalismo y construir su propio ismo.

El supercapitalismo de Robert Reich dio origen al neoliberalismo, que no tiene nada de nuevo ni de liberal, es un modelo antiguo, surgido tras la 2ª guerra mundial, que pone por encima de la mayoría a un mercado controlado por unos cuantos. El eje de las disputas a nivel mundial durante la historia de la humanidad ha sido la disputa por el acceso a los recursos naturales. Todo, está relacionado con el uso y abuso de los recursos naturales en el planeta.

Lo malo es que nuestra calidad de vida depende los complejos y frágiles entramados con el resto de la vida en el planeta. No del acceso de datos privados en el internet, como supone el modelo económico actual.

El supercapitalismo puso fin a una era, en que, gracias al crecimiento económico de la postguerra, el crecimiento económico global que dependía del intercambio de materias primas, las clases medias habían crecido de manera importante y las empresas protegían a sus trabajadores como su mejor activo.

Otro de los ejemplos que Andrea pone en su libro es Islandia. En la crisis financiera global de 2008, en lugar de rescatar al sistema bancario, Islandia nacionalizó la banca, metió a los banqueros a la cárcel y rescató a los ahorradores. De ahí construyó su economía en base a la pesquería sustentable del bacalao. Estos antiguos y rapaces devoradores de ballenas había decidido conservar y cuidar la única pesquería sana, la del bacalao.

¿Qué tiene el dinero y quién posee el capital para convertir los recursos naturales en mercancía? Es una de las reflexiones que hace la autora. ¿Quién recibe los beneficios de esta transformación?

Una nación, Islandia, construyó toda su riqueza, es ahora una sociedad próspera y saludable, a partir de un producto tan simple como un pescado. Islandia gracias al establecimiento de las 200 millas de mar patrimonial logró expulsar a las flotas británicas que pescaban alrededor de esta enorme Isla. Igual que México lo hizo con el atún, el problema es que México está muy cerca de los EU (y su embargo atunero) como decía Porfirio Díaz y lejos de Dios, la nula inteligencia de sus gobiernos.

Al principio hizo igual que la expropiación petrolera en México, una empresa gorda y costosa. Compró muchos barcos y contrató muchos trabajadores. Resultado, pocas ganancias. La cooperación y la competencia, no son una dicotomía, ambas están presentes en la naturaleza. Son parte de múltiples relaciones ecológicas como lo son también la solidaridad y el interés de defender nuestros seres queridos y a veces, a los más débiles. Pueden utilizarse las dos estrategias al mismo tiempo. En realidad, los caminos son complementarios, cooperación y competencia. La competencia dispara la creatividad en la evolución y la cooperación fomenta el equilibrio. Base fundamental para el funcionamiento de los ecosistemas. Tiene que existir un equilibrio entre ambas.

En Islandia hay un balance entre los tres pilares de la actividad económica: las personas, el planeta y las ganancias. Las compañías pesqueras y los pescadores ribereños tienen que entender que sus clientes son la nación entera. Es la inclusión y no la riqueza lo que permite a una nación prosperar (James Robinson). Un elemento básico es que los datos de las empresas pesqueras, (capturas, cuotas, dividendos, impuestos, etc.) son públicos y cualquiera los puede ver en internet. La ciudadanía vigila que las reglas se cumplan. Es en beneficio de todos. Los seres humanos pensamos en la utilidad individual y no en la pérdida colectiva. El Cambio Climático por ejemplo, o la contaminación del aire, el agua y el suelo. La sobre explotación pesquera.

¿Cómo le hicieron? Lea el libre de Andrea, querido lector.

En 1975 el secretario de la defensa de EUA James Schelinger dijo, “todo el mundo tiene derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios datos”, aduciendo a los datos científicos, base para una adecuada toma de decisiones. Habrá que informarle a nuestro presidente.

Actualmente existe un amplio consenso científico  que el ser humano ha contribuido decisivamente a calentar la atmósfera, el océano y desertificar el suelo. No sucede lo mismo con la opinión pública. Esto lo cree el 12% de los estadounidenses y el 85% de los mexicanos. Sin embargo ambos hacen muy poco en su estilo de vida para paliar los efectos del cambio climático.

Hay una acción retardada respecto a qué hacer para disminuir la emisión de Gases de efecto invernadero, GEI a la atmósfera en nuestros hábitos diarios de consumo. No mucha gente es consciente que al derrochar electricidad en México, ya que esta se produce principalmente con petróleo y carbón, esta contribuyendo a ello.

A nivel gobierno al no haber acciones legales vinculantes por no cumplir los compromisos de mitigación, estos no avanzan. Se alcanzará el máximo de producción de petróleo para 2030 y aumentarán los vehículos eléctricos para el 2050.

¿Por qué no frenamos las emisiones? En primer lugar los beneficios por reducir las emisiones de GEI es a largo plazo, mientras que los costos y consecuencias son locales e inmediatas. La gente quería que los beneficios fueran igual de rápidos.

Es importante ser consciente de lo que producimos en los demás, sobre todo en los países menos desarrollados y los más pobres, quienes son los que menos contaminan y los más afectados. Así que esto cae en nuestra escala de valores y nuestro estilo de vida. Mucho se ha dicho que si todos viviéramos el american way of life, necesitaríamos 5 planetas para lograrlo. La mayoría de las personas intenta al menos, maximizar su  satisfacción a partir del consumo.

En 1965 Herbet Simon explicó que nuestra toma de decisiones se explica por la llamada racionalidad limitada: nuestra capacidad cognitiva, la capacidad de adquirir información y procesarla, y el tiempo del que disponemos son limitados. Es por ello que simplificamos la realidad.

En nuestras culturas priva el hedonismo y el individualismo dice Gilles Lipovetsky. Lo más importante es la realización inmediata de nuestros deseos individuales. Esto es más importante que los compromisos con nuestros principios éticos. Aunque hubo una generación a la que privaron de ello al suprimir por una década la enseñanza de la lógica, la ética y la moral del currículo escolar en occidente, para implementar el liberalismo que incentiva el individualismo sobre el bien común de las generaciones anteriores.

Esta inacción tiene un alto costo en el PIB de los países como el nuestro. Un ejemplo inmediato es la pérdida del 50% de los granos de este ciclo agrícola.

Quizás el reconocimiento de la complejidad y el intento por comprender cómo decidimos sea parte de la respuesta. Los sesgos y las inconsistencias son siempre más fáciles de detectar en los demás que en uno mismo.

 

 

 

 

 

Compartir:
Compartir
Publicado por
José Cárdenas