Los cambios meteorológicos agravados o más frecuentes por el cambio climático están poniendo en peligro algunas de las bebidas alcohólicas favoritas de los europeos.
Lluvias torrenciales, sequías y tormentas hacen que productos tradicionales como el vino o los licores empiecen a tener un sabor diferente o puedan desaparezcan por completo.
Los productores están experimentando formas de proteger los cultivos o modificar las recetas, pero puede que no haya una solución para todas las bebidas alcohólicas en peligro. Desde el prosecco en Italia hasta la Guinness en Irlanda, éstas son las bebidas en peligro por el cambio climático.
La producción de prosecco podría reducirse en una quinta parte
El prosecco es un vino blanco espumoso producido en los viñedos de las laderas montañosas del noreste de Italia. Pero el rendimiento de la uva está disminuyendo, devastado por una combinación letal de clima extremo y degradación del suelo. Un nuevo análisis -publicado en la revista ‘iScience’ el año pasado- describe la cosecha como «frágil y amenazada».
Las lluvias intensas y repentinas provocan una erosión súbita del suelo y deslizamientos de laderas en los empinados viñedos de Valdobbiadene y Conegliano, donde se produce el prosecco de mayor calidad. Otro problema es la sequía, que dificulta enormemente el riego de los cultivos.
El tiempo inestable -provocado por el cambio climático- podría reducir las cosechas italianas de uva de vino hasta en una quinta parte, según estiman los productores.
El cambio climático da un nuevo sabor al pálinka húngaro
El pálinka es un aguardiente de frutas tradicional que se produce en Hungría desde la época medieval.
La bebida está protegida como indicación geográfica de la Unión Europea y sólo pueden denominarse pálinka los aguardientes de fruta macerados, destilados, madurados y embotellados en Hungría.
Las frutas más utilizadas son ciruelas, albaricoques, manzanas, peras, frambuesas, grosellas y cerezas, pero algunas de ellas son cada vez más difíciles de cultivar.
Según los expertos en climatología, los cambios meteorológicos en Hungría están poniendo en peligro cultivos frutales como la frambuesa y la grosella negra.
Los vientos dominantes del oeste son cada vez más débiles, mientras que las condiciones meteorológicas del norte y del sur llegan con más frecuencia. Como consecuencia, la fruta joven se congela en los árboles en primavera, mientras que los cultivos tienen que hacer frente a una sequía extrema en verano.
Algunos productores han probado a plantar árboles de floración tardía para evitar las heladas de mayo, pero esto da al pálinka un sabor diferente. Otras destilerías han tomado la decisión más radical de experimentar la elaboración de pálinka con kiwi, que el clima cambiante de Hungría permite ahora cultivar a los agricultores.
La cerveza británica podría desaparecer por el cambio climático
La gran pinta británica podría ser cosa del pasado a medida que cambie el clima. El clima más cálido y seco está dañando el crecimiento del lúpulo, que da a la cerveza su sabor amargo.
Los científicos trabajan en la obtención de variedades de lúpulo resistentes al cambio climático para evitar la desaparición de esta bebida. «Sin él, la pinta británica va a morir», declaró a la ‘BBC’ Danielle Whelan, de la cervecera Shepherd Neame.
«Sólo vamos a importar cerveza y ya no tendremos la cultura que la acompaña».
Según estimaciones de un equipo de investigación de la Academia Checa de Ciencias (CAS) y la Universidad de Cambridge, el rendimiento del lúpulo en Europa podría disminuir hasta un 18% de aquí a 2050, lo que significa que las cervezas del continente también están en peligro.
Guinness corre peligro por la escasez de agua
Diageo Plc es la mayor empresa de bebidas espirituosas del mundo y es responsable de la producción de bebidas como la ginebra Tanqueray, la cerveza Guinness y la crema irlandesa Baileys.
Michael Alexander, responsable mundial de agua, medio ambiente y sostenibilidad agrícola de Diageo, declaró a Time que la empresa está preocupada por la escasez de agua para la producción.
El agua constituye más del 60% de los licores y más del 90% de la cerveza. El año pasado, el grupo de bebidas operó desde 43 centros de todo el mundo en zonas con escasez de agua.
«Puedes tener la fábrica de cerveza o la destilería más eficiente del mundo», declaró Alexander a Time. «Pero aun así no va a mitigar tu riesgo si hay sequía».
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