La inminente aprobación de la reforma judicial propuesta por el presidente López Obrador está generando crecientes preocupaciones en Estados Unidos. Recientemente, el representante republicano Michael McCaul, miembro del Comité de Exteriores de la Cámara de Representantes, expresó su alarma sobre cómo la reforma podría impactar negativamente en la relación bilateral entre México y Estados Unidos.

McCaul destacó su preocupación de que la reforma pueda deshacer años de progreso económico y cooperación bilateral al socavar la democracia en México. En sus declaraciones en la plataforma X, advirtió que la implementación de la reforma podría llevar a una revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, lo cual podría tener implicaciones negativas para ambos países.

La inquietud sobre la reforma judicial no se limita a McCaul. Apenas dos días antes de sus comentarios, un grupo de senadores también expresó preocupaciones similares. A una semana de que el embajador Ken Salazar revelara la postura del gobierno del presidente Biden sobre la reforma, señalando los riesgos para la democracia y la eficacia limitada para combatir la corrupción, la preocupación sigue creciendo entre diversos actores políticos en Estados Unidos, tanto republicanos como demócratas.

Michael McCaul hizo un llamado al gobierno mexicano para que reconsidere la reforma, sugiriendo que la medida podría tener efectos adversos significativos en la relación bilateral y en la estabilidad democrática de México. Mientras tanto, el presidente López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum han minimizado las preocupaciones expresadas en Estados Unidos, destacando que la reforma es necesaria para la mejora del sistema judicial mexicano.

La tensión entre las posturas de ambos países refleja un desacuerdo profundo sobre las implicaciones de la reforma judicial, y continúa siendo un tema de intenso debate en el ámbito político internacional.