Las operaciones de vuelo se reanudaron después de la retirada de la ceniza volcánica de las pistas. Las autoridades advirtieron a los viajeros que, por favor, no vayan al aeropuerto hasta que haya comprobado el estado de su vuelo con la aerolínea.
La erupción involucró al cráter Voragine, uno de los cuatro cráteres de la cumbre del Etna, que produjo una columna de lava de 4.500 metros de altura. Científicos del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) monitorean constantemente el volcán, siguiendo de cerca la evolución de la actividad eruptiva.
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