En la madrugada del viernes, los cables de fibra óptica cercanos a las vías que garantizan la transmisión de información de seguridad a los conductores se cortaron y fueron incendiados en varios puntos de la red.
Una fuente cercana a la investigación del caso, abierta por la Fiscalía de París, dijo que fue una operación “bien preparada”, organizada por “una misma estructura”.
El ataque ocurrió horas antes de la ceremonia de apertura de los Juegos de París, justo cuando numerosos viajeros tenían previsto desplazarse hacia la capital.
Pero “todos los transportes de equipos y personal acreditado” para los Juegos están garantizados, señaló la compañía nacional de ferrocarriles francesa SNCF.
Sin embargo, algunos aficionados están padeciendo, En Burdeos, Bruno Cévalier y Pauline Favard debían llegar lo más rápido posible a la estación de Lille, en el norte de Francia, para asistir a las pruebas de básquet de los Juegos de verano.
Esperamos llegar a tiempo para hacer transbordo en París. Las competencias no nos esperarán, pero llegaremos”, decían mientras corrían hacia la revisora de billetes.
Tras los sabotajes que perturbaron las líneas de trenes de alta velocidad (TGV), SNCF prevé que el funcionamiento de la red haya vuelto a la normalidad el lunes, gracias al trabajo de un centenar de agentes movilizados.
Los agentes encargados de la red “trabajaron toda la noche en condiciones difíciles, bajo la lluvia”, precisó la compañía.
Aunque la situación ha mejorado, el tráfico continuó estando afectado ayer: siete trenes de cada diez circularon con retrasos de entre una y dos horas.
Se esperaba que, a lo largo del fin de semana, 600 mil personas pudieran viajar del total de 800 mil viajeros que se vieron afectados.
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