Migrantes denunciaron una ola de secuestros masivos del crimen organizado en Tapachula, en el límite con Guatemala, donde los delincuentes les colocan un sello en los brazos y les exigen pagar dinero para liberarlos.
Miguel Mejía, migrante de Honduras que omitió su nombre real por seguridad, contó a EFE que el pasado fin de semana lo secuestraron junto a un grupo de personas de Centroamérica, Perú, Ecuador y de otros países que llegaron a Tapachula.
Él y otras víctimas, quienes también ocultaron su identidad real, señalaron que los grupos criminales ahora vigilan a los migrantes en motocicletas y en camionetas con armas largas para intimidarlos y llevarlos a lugares desconocidos, donde los mantienen encerrados.
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“Cuando intentamos evadir y salirnos de ahí, ellos dijeron que teníamos que reunirnos con los demás del grupo o, si no, teníamos que seguirlos, no se podía uno retroceder», narró.
A estos migrantes les quitaron unos 1.500 pesos mexicanos a cada uno, les colocaron un sello y les tomaron videos después de haber pagado para identificar a las personas.
«Nosotros íbamos 15 en el camino, pero cuando llegamos había más gente, entre 60 y 70. Había personas morenas y venezolanos. Los delincuentes nos quitan los teléfonos, les ponen sellos a las cámaras y revisan los bolsos”, narró.
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La situación ocurre tras el incremento del 77% en la migración irregular durante 2023, cuando el Gobierno de México detectó más de 782.000 migrantes en esta situación.
La asociación civil Alto al Secuestro reportó una cifra «histórica» de 521 víctimas de este delito en marzo, de las que más de la mitad fueron migrantes.
Luis Rey García, director del Centro de Dignificación Humana (CDH), consideró que cada mes hay cientos de migrantes secuestrados y extorsionados en la frontera sur, pero las estadísticas oficiales no los contemplan.
“Es una situación difícil para los migrantes, porque quedan como el jamón del sándwich entre una autoridad corrupta y los cárteles, los sicarios que siempre están aprovechándose de las mujeres y de los niños migrantes«, opinó.
Roberto González, de Guatemala, estuvo secuestrado durante 24 horas con otras personas que estaban desesperadas y atemorizadas porque sus captores estaban «fuertemente armados».
«No sabía qué hacer, éramos muchas personas encerradas y eran personas muy fuertes, armados, la verdad ahí pensé que hasta ahí llegaba, pero Dios es grande y aquí estoy comentando lo que nos ha sucedido a todos los migrantes. Es muy duro estar secuestrado y uno no tiene dinero para pagar lo que ellos exigen”, relató.
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La ecuatoriana Julia narró que estuvo encerrada en una habitación por varias horas mientras sus captores les pedían la cantidad de 1.100 pesos por persona, es decir, unos 66 dólares, incluyendo niños.
“El día viernes fuimos secuestrados como al mediodía, cuando estábamos evadiendo uno de los retenes de Ciudad Hidalgo, estaban escondidos sus carros y nos cobraban 20 pesos para llevarnos a Tapachula y éramos un grupo de 20 personas. Con el sol, ya cansados, confiamos», comentó. EFE