Rafael Cardona, en su Cristalazo, comentó que hace seis meses para Acapulco era una oportunidad para que el puerto, no regresará a lo que era un día antes del huracán Otis. Tal parece que las cosas van por el sentido de no tomar en cuenta que reconstruir no es igual a refundar. Acapulco es un lugar lleno de contrastes, de explotación laboral, informalidad. Desde que llegó el otro huracán “Salgado” de la dinastía guerrerense, está en manos del crimen organizado en muchas de las áreas que ni el gobierno quiere tocar, empresarios, prestadores de servicios pueden abarcar. En estos seis meses la violencia en Acapulco, la operación de las mafias en el transporte público.