Sobre la marcha
La candidata favorita en encuestas arranca a la segura, en su plaza, desde el Zócalo de la cuidad que gobernó y a la puerta del palacio que quiere ocupar. No arriesga, no lo necesita. Claudia Sheinbaum administra la ventaja que sabe, tiene.
A sus adversarios más duros, los de Morena, los acomoda en su equipo de campaña para tenerlos cerca, vigilados. Las ambiciones de Ebrard, Monreal y Adán la empoderan como candidata y jefa de grupo.
Mario Delgado y César Yánez serán puente con quien manda desde la mañanera. El presidente Andrés Manuel López Obrador es feliz director de orquesta, arreando tribus, alineando gobernadores, instruyendo a senadores y diputados, sean los de tómbola o de dedazo.
La portada de la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum será una multitud, la fuerza viva del partido acomodada entre Catedral y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento entre matracas y mantas, templete, sonido y compañeros de la primera compañera nacional, tomándose las manos sudadas y coreando; “vivir fuera de la transformación, es vivir en el error”.
La candidata retadora se la juega, va a la boca del lobo, comenzó su campaña desde una de las tantas regiones inseguras y violentas de este País donde AMLO dice con los mismos datos: no pasa nada grave.
Arrancó su caravana a la media noche en Zacatecas de allá viajó a Aguascalientes luego a Guanajuato y el sábado al Parque Bicentenario de la capital nacional.
Xóchitl Gálvez se la juega, tiene que hacerlo. Sus impresentables patrocinadores le restan más de lo que le suman, sus estrategas no atinan a contrastarla de la candidata del oficialismo y tomar por rival al inquilino de Palacio Nacional, depende de cuánto la vea y escuche. O ignore. Esa plataforma mañanera no la controla ella sino el estratega electoral más grande de México.
Si la violencia es el elefante en el mapa nacional que la 4T ignora porque fracasó, porque no regresó a los soldados a los cuarteles ni conmovió a
los sicarios con abrazos, porque hasta las abuelitas de capos nos fallaron por no reprender, como Doña Sara García a Pedro Infante y Jorge Negrete, a los muchachos peleoneros. Ni cuando los muertos de AMLO ya son más que los de Calderón o Peña; entonces la viva Xóchitl entiende que debe arrimar el alma e ir a donde hasta la Guardia Nacional teme.
En asistir a los desposeídos no va a ganarle a la 4T, los pobres son guindas. En la empática sencillez republicana, tampoco. Y con una economía volando sobre sus propias dinámicas y un tipo de cambio que hace las veces de símbolo ganador, menos.
Quizá por lo que en seguridad, orden institucional y salud pública este gobierno no supo ni pudo construir, será que a la aspirante opositora se le pinte una ruta de campaña. Cuidado, con los riesgos que ello implica.
Periodista, director de Emisoras Habladas en Radiópolis.