Senegal elige este domingo a su quinto presidente en unos comicios cuyo resultado es imprevisible y que decidirán entre la continuidad y un cambio, quizás radical, después de tres años de agitación y crisis política. Los centros de votación abrieron a las 08:00 y desde primera hora los votantes acudieron masivamente a los colegios electorales, lo que augura una elevada participación.
Unos 7,3 millones de personas están llamados a votar en unos 16.000 centros de votación en el país y el extranjero, entre el oficialista Amadou Ba, su principal rival, el antisistema Bassirou Diomaye Faye, y otros 16 candidatos. Ba, es primer ministro desde hace unas semanas bajo el presidente saliente Macky Sall, quien lo nombró su sucesor. Diomaye Faye, es el «candidato del cambio de sistema» y del «panafricanismo de izquierda».
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Ambos afirman poder ganar sin necesidad de un balotaje, que parece probable, pero para el cual no se ha fijado fecha. El exalcalde de Dakar, Khalifa Sall, de 68 años, también tiene posibilidades. La elección estaba programada para el 25 de febrero, pero un cuestionado aplazamiento de última hora desató una ola de violencia que dejó cuatro muertos, después de otros estallidos de violencia el año pasado.
«Estoy aquí para ejercer mi deber civil. Necesitamos un cambio en el país. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora», aseguró a Efe Alioune Jupiter y quien ejerció su voto en la escuela Alieu Samb, en el barrio capitalino de Ngor. «Debemos liberar Senegal», destacó a la misma agencia Bintou Mbengue y que vota por primera vez.
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La votación es seguida de cerca, ya que Senegal es considerado uno de los países más estables de África Occidental, una región sacudida recientemente por varios golpes de Estado. Dakar mantiene sólidas relaciones con Occidente, mientras Rusia refuerza sus posiciones en los países aledaños.