Este miedo puede parecer infundado para algunos, pero para otros, es una realidad angustiante que afecta su bienestar diario. Al entender mejor la nomofobia, podemos comenzar a abordar su impacto en nuestra salud mental y nuestras interacciones sociales.
Nomofobia se refiere a la ansiedad o el miedo que algunas personas sienten cuando no tienen acceso a su teléfono móvil. Este término, que combina «no mobile phone» y «phobia», aún no está oficialmente reconocido como un trastorno, pero está siendo cada vez más estudiado debido a su prevalencia en la sociedad moderna.
Las personas con trastornos de pánico y ansiedad pueden ser especialmente susceptibles a la dependencia de sus teléfonos móviles. Un estudio en Brasil mostró que los participantes con trastorno de pánico y agorafobia informaron más síntomas emocionales y dependencia de sus teléfonos móviles en comparación con un grupo de control.
Ansiedad, sudor en las manos, respiración agitada o casi imposible, distracción y taquicardia son algunos síntomas que por minutos u horas un nomofóbico padece.
¿Eres nomofóbico? Si sufres nerviosismo cuando olvidas tu celular en casa u oficina, padeces la patología.
Estas desagradables sensaciones se pueden despertar, dependiendo del trastorno que sufra la persona, por estar en lugares públicos muy abiertos (agorafobia), rodeado de gente (fobia social) o, incluso, por tener delante un insecto (entomofobia).
La nomofobia es el miedo irracional a no llevar el teléfono móvil consigo y es la última de las enfermedades provocadas por las nuevas tecnologías.
Puede parecer una exageración, pero a todos, en mayor o menor medida, nos da un pequeño vuelco al corazón cuando vamos a echar mano del móvil y no lo encontramos.
Salir a la calle sin móvil puede crear inestabilidad, agresividad y dificultades de concentración, indican los expertos.
Los primeros estudios revelan que la nomofobia afecta al 53% de los usuarios de teléfonos móviles.
La patología afecta más al sector masculino que al femenino. De entre las mujeres, un 48% experimenta ansiedad cuando les queda poca batería o cobertura, mientras que este sentimiento se da en el 58% de los hombres encuestados.
La nomofobia representa más que solo una preocupación pasajera; es un reflejo de la creciente interdependencia entre humanos y tecnología. Mientras los estudios continúan explorando las ramificaciones de este fenómeno, es crucial que como sociedad, reconozcamos la importancia de mantener un equilibrio saludable entre la vida digital y la realidad física.
Implementando estrategias como períodos de desconexión tecnológica y fomentando interacciones cara a cara, podemos reducir los efectos de la nomofobia y mejorar nuestro bienestar general. Aceptar que la tecnología debe ser nuestra aliada, y no nuestra fuente de ansiedad, es el primer paso hacia una relación más saludable con nuestros dispositivos móviles.
Para contrarrestar la nomofobia, se sugiere promover un enfoque equilibrado hacia la tecnología. Algunas estrategias incluyen designar tiempos específicos del día para desconectarse del teléfono, equilibrar el tiempo frente a la pantalla con interacciones cara a cara, realizar ayunos tecnológicos periódicos y mantener el teléfono lejos mientras se duerme.
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