Detrás de la decisión del gobierno de Canadá de exigir, nuevamente, visa a los mexicanos hay una serie de razones, todas migratorias, algunas sumamente delicadas que deberían motivar investigaciones en México. Poco o nada tienen que ver con el tratado comercial de América del Norte, por eso es absurdo que el presidente López Obrador amenace con ausentarse de la reunión de líderes programada desde hace un año en Ottawa. Estas cumbres se realizan desde 1994 ¿No más tres amigos?
En los últimos meses Canadá registró una oleada de migrantes fuera de lo común, si bien es cierto que la mayoría son mexicanos, también de otras nacionalidades, viajaban en avión y se quedaban en busca de trabajo o para tratar de ingresar a Estados Unidos, fue la razón por la que el gobierno de Joe Biden presionó en busca de formas para inhibir la llegada de migrantes a suelo canadiense, de hecho fue la provincia de Quebec la que le solicitó al primer ministro Justin Trudeau exigir nuevamente el visado, que recordemos prevaleció entre 2009 y 2016.
La revelación más delicada es que ha trascendido la venta pasaportes mexicanos desde el gobierno lo que detectaron los canadienses, pero que en México se ha ignorado.
Este tema obligaba a una acción directa del presidente, pero se prefirió enviar una representación, dicen que de alto nivel, no incluyó a la Canciller, quien tomada la decisión salió a fijar posición.
Es un eslabón más de la larga cadena de desaciertos del gobierno de López Obrador en materia internacional, para el presidente es incómodo viajar, asistir a cumbres o realizar giras internacionales. En todo su gobierno solo ha realizado unos cuantos viajes y dentro del continente, con España está enojado, Asia y Oceanía están muy lejos…
Pero vamos por partes, el problema migratorio es mundial, las movilizaciones humanas están en todo el planeta, pero en este momento es un asunto crucial en Estados Unidos. Desde su llegada al poder Joe Biden ha sido bombardeado por los republicanos en especial por Donald Trump y el gobernador de Texas, Greg Abbott, quien ha desatado una campaña durísima contra los migrantes. No hay duda de que se trata del tema central para la elección de noviembre próximo.
Es tal la presión que el presidente de Estados Unidos ha llegado al extremo de aceptar el cierre fronterizo que se ha sugerido en las cámaras.
Bajo estas circunstancias el gobierno de México debería separar los temas para evitar consecuencias graves en otros ámbitos que también están generando tensión, por ejemplo las controversias en materia de energía, que en los últimos días volvió a complicarse, la que prevalece en materia del maíz transgénico y la reciente queja por las prácticas de dumping con el acero chino que amenaza con extenderse al aluminio y a la más que evidente importación de autos.
Está latente la posibilidad de que el Tesoro estadounidense rompa la alianza Delta-Aeroméxico por la disminución de vuelos en el aeropuerto de la Ciudad de México lo que traería múltiples daños para México, se calcula que se suspenderían unos 20 vuelos entre los dos países, se perderían uno y medio millones de asientos y aumentarían las tarifas.
La revisión al tratado comercial ya no está lejana, será en enero de 2025 y si bien es cierto que le corresponderá al gobierno entrante, se debe de tomar en cuenta que un regreso de Trump a la presidencia puede generar toda clase de distanciamientos, sobre todo porque los sectores inconformes van ejercer nuevas presiones.
Una precisión. Dice López Obrador que Canadá tiene una deuda de gratitud con México porque él convenció a Trump de mantener trilateral el acuerdo. Falso. Trump prefería negociaciones bilaterales por las asimetrías de los países, además, no se olvide que la renegocición se inició en el gobierno de Peña Nieto y que afortunadamente México tuvo como principal negociador a Ildefonso Guajardo, porque el representante de López Obrador fue Jesús Seade, quien cometió varias pifias.