El número de civiles muertos tras el ataque ruso contra la ciudad de Odesa, en el sur de Ucrania, ascendió a diez, luego de que los equipos de rescate hallaran el cuerpo de una mujer entre los escombros, para poco después agregar que junto a ella se había encontrado el cuerpo inerte de un pequeño bebé.
«La madre trató de cubrir al bebé de ocho meses con su cuerpo. Los encontraron abrazados», afirmaron los Servicios de Emergencia del Estado (DSNS), que publicaron una foto pixelada del rescate de los restos mortales de entre los escombros. «El número total de muertos, por desgracia, ha subido a 10», agregó la institución.
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Entre las víctimas cuyos cuerpos sin vida se recuperaron figuraba una mujer con su bebé de cuatro meses, así como un niño de dos años de edad. El ataque ruso con drones kamikaze de fabricación iraní destruyó varios bloques de apartamentos en la ciudad costera del sur de Ucrania en la noche del viernes al sábado.
Tras este nuevo ataque contra la población civil, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, condenó el «terror ruso” y pidió más defensas antiaéreas a los aliados occidentales. «El escudo aéreo ucraniano debe ser reforzado para proteger de forma efectiva a nuestra gente del terror ruso. Más defensas aéreas y misiles antiaéreos es lo que salva vidas», escribió el mandatario en Facebook.
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En tanto, las baterías antiaéreas rusas instaladas en la Crimea ucraniana ocupada habrían derribado 38 drones ucranianos, según el Ministerio de Defensa de Moscú. Los drones presuntamente abatidos eran de ala fija, precisó el comunicado castrense. Ante la falta de munición para artillería, Kiev recurre a los drones de fabricación propia para golpear la retaguardia rusa, en particular fábricas de armamento, refinerías y depósitos de combustible.