Este viernes 29 de marzo las autoridades sanitarias confirmaron la cuarta muerte de una persona que se infectó por la bacteria ‘campylobacter jejuni’, asociada con el síndrome de Guillain Barré por la cual han alertado al estado de Tlaxcala. Hasta la semana epidemiológica 12, se han notificado 81 casos de parálisis flácida aguda (PFA) distribuidos en 30 municipios de Tlaxcala.
De éstos, 42 casos han mostrado aislamiento positivo a la bacteria Campylobacter jejuni, 34 han sido clasificados como síndrome de Guillain-Barré (SGB), y se han registrado cuatro defunciones que se encuentran en dictaminación por parte del grupo de personas expertas.
Ante esta alerta sanitaria, que inició a principios de marzo, el doctor Alejandro Macías, quien fue el «zar» contra la epidemia de influenza en el 2009, señala que «un brote tan grande no se explica por contaminación de carne de pollo. Parece de una fuente de consumo común, como el agua«.
En un inicio, las autoridades sanitarias solicitaron indagar el antecedente de infección gastrointestinal, respiratoria o vacunación de Covid-19 e influenza, así como el consumo de carne de pollo y el posible sitio de compra o consumo.
También recomendaron la medición de cloro residual en las localidades de procedencia de los casos del síndrome e implementar con la población en general el reforzamiento de las medidas básicas de higiene, así como el manejo adecuado y desinfección de alimentos.
Qué es y cuáles son los síntomas del síndrome de Guillain-Barré
También conocido como SGB, el síndrome de Guillain-Barré es una enfermedad autoinmunitaria, que ataca los nervios fuera del encéfalo y la médula espinal. Los síntomas son:
- debilidad muscular
- dolor muscular
- entumecimiento
- hormigueo que suelen comenzar en las piernas o la espalda y pasan a los brazos, la parte superior del tronco y la cara
- problemas para ver, hablar, tragar, digerir y controlar la vejiga.
«Es posible que el síndrome de Guillain-Barré empeore rápido y produzca parálisis y otras afecciones potencialmente mortales, como dificultad respiratoria y anormalidades de la presión arterial o el ritmo cardíaco. La mayoría de las personas con esta afección mejoran después de un tiempo», de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer del gobierno de Estados Unidos.
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