Guadalajara no sólo es tequila y mariachi, también posee una gastronomía cuya originalidad, olores especiados y sabores que mezclan presente y pasado, le valieron ser distinguida como la mejor urbe para comer en Latinoamérica por parte de la plataforma culinaria Taste Atlas.
Decir Guadalajara es pensar en platillos complejos, tradicionales y llenos de sabor además de bebidas refrescantes que incitan al paladar y representan la mexicanidad, ya sea en puestos callejeros o en los pequeños restaurantes que dan vida a la gastronomía local.
Una decena de ingredientes, entre chiles y especias, dan vida a la birria de Guadalajara, que consiste en un caldillo espeso acompañado con trozos de carne de chivo (cabra), de acuerdo con la receta original, pero que también pueden incluir res, ternera o puerco.
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Patricia Sánchez y Bernardo Cervantes, herederos de la birriería Cocula, establecida en la ciudad hace 45 años, explicaron a EFE que todos los ingredientes son cocinados con procesos artesanales ya sea en pozo cubierto con pencas de maguey, en horno o al vapor hasta por cuatro horas, lo que le da el toque especial.
“A los comensales les gusta más el chivo porque tiene un sabor diferente a la res, un sabor muy peculiar. (La birria) tiene un sabor muy rico, es una mezcla de los condimentos en el adobo que preparamos, tendrían que venir a probarla porque es picosita y sabrosa por la mezcla de condimentos”, señaló.
Parte de la identidad de la ciudad está en la carne en su jugo. Este caldillo, que data de 1963, es preparado con jugo de carne, chile jalapeño, especias y, en algunos casos, tomate verde que baña trozos finos de res y tocino crujiente, explicó a EFE, Fermín Camarena, dueño del restaurante especializado Kamilos 333.
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“Nos interesa la identidad que el tapatío tiene con el platillo, porque la carne en su jugo es de Guadalajara, este tocino crujiente, esta cebolla blanca picada, este cilantro tienen que ver con (los alimentos) que hay alrededor (de la ciudad)”, dijo.
La cebolla, el cilantro en trozos pequeños, el jugo de limón, frijoles refritos y unas humeantes tortillas hechas a mano redondean el sabor de ambos platillos que se complementan con la “cazuela”, una bebida refrescante que combina tequila con jugo de naranja, limón, toronja, agua mineral, sal y mucho hielo.
La mezcla es servida en tarros o cuencos de barro que permiten que la bebida mantenga su frescura, haciéndola tan ligera y tan fácil de tomar que cualquier persona está dispuesta a repetir la dosis.