En vísperas del arranque del Abierto Mexicano de tenis, torneo 500 de la ATP, que comenzará este lunes en Acapulco, los daños que dejó el huracán Otis en inmuebles, condominios y hoteles todavía son visibles, aunque los comerciantes y restauranteros esperan que el evento les traiga beneficios.
Francisco Mejía Casteñón, concesionario y dueño de un restaurante en la playa Revolcadero, que se encuentra apenas a cinco minutos de la Arena GNP, donde se realizará el evento, aseguró que tras el paso del meteoro han vivido meses complicados, pero han comenzado a tener una esperanza con la llegada del torneo al lugar.
Sin embargo, reconoció que, aunque este tipo de eventos benefician a los negocios, gracias a la gran cantidad de personas que acuden a ellos, la mayoría de quienes se acercan a esta zona son aquellos que viven la fiebre del tenis sin ir al estadio.
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“Vienen aquí a refrescarse un rato a la playa y sí, nos dejan consumo también”, mencionó. Es por ello que algunos meseros, cocineros, ayudantes, entre otros han decidido trabajar todo el día de viernes a lunes.
En la playa Revolcadero existen 20 restaurantes en la franja de arena, además de 84 comercios desde misceláneas, venta de artesanías, dulces, cocos y ropa quienes todos los días buscan sobrevivir y aunque han sido rehabilitados, no están al 100% pero pueden brindar el servicio.
José Luis Olea Hernández es un mesero que desde hace varios años se ha acostumbrado a trabajar sólo los fines de semana, pero comenta que ahora es más difícil obtener ingresos por los daños que dejó el huracán, sobre todo por las condiciones en las que están muchos edificios, hoteles y condominios.
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Afirmó que desde hace varios años han entendido que este torneo de tenis contribuye poco a la economía de ellos, ya que sólo “algunos” turistas y visitantes deciden visitar esta playa, aunque esto solo sea para caminar en la franja de arena.
“A nosotros no nos beneficia, te voy a ser claro porque casi para acá ellos (los que acuden a los partidos del torneo) no vienen a hacer consumos”, puntualizó.
Tanto el restaurantero como el mesero coinciden en que tendrán que pasar varios años para que la imagen del puerto pueda reconstruirse, y tienen la expectativa de que el turismo que se ha perdido regresará en los próximos años. EFE