El Westgate Las Vegas cuenta con un enorme casino y un total de 3174 habitaciones de hotel, lo que lo convierte en uno de los recintos más importantes de esta ciudad de Nevada.
También es conocido por las míticas y numerosas presentaciones que Elvis Presley realizó allí dentro.
El Westgate Las Vegas fue inaugurado en 1969 y, al momento de su creación, supo ser el hotel más grande del mundo. Barbra Streisand estuvo en su presentación y dio inicio a una serie de actuaciones de importantes figuras de la música y el canto.
Por entonces Elvis Presley ya era un artista consagrado y una estrella total. En este hotel y casino internacional, el Rey del Rock supo brindar muchas de las presentaciones más memorables de su carrera.
En el mismo 1969, Elvis se presentó en 57 ocasiones consecutivas, logrando el récord de asistencia de público de Las Vegas. En febrero de 1970 rompió su propia marca y lo mismo ocurrió en agosto del mismo año y en 1972.
El intérprete de canciones como Heartbreak Hotel, Jailhouse Rock y Can’t help falling in love tenía su propia suite en el hotel y allí estuvo desde 1969 hasta diciembre de 1976, cuando brindó la última de las 636 presentaciones que realizó siempre con entradas agotadas.
Westgate Las Vegas: así fueron sus años tras la partida de Elvis
En 1971, el Westgate Las Vegas adquirió fama a nivel mundial al presentarse como el casino Whyte House en Los diamantes son eternos, la última de las películas oficiales que tiene a Sean Connery como James Bond, el Agente 007.
Con el transcurso de los años y de las décadas, el complejo fue cambiando de propietarios y también de nombres, hasta llegar a su identidad actual.
Anteriormente conocido como Las Vegas Hilton, el Westgate sigue funcionando como hotel, casino y centro de convenciones, y también brinda espectáculos de primer nivel.
No es fácil describir el lujo que hay dentro de la habitación 300 del hotel Westgate de Las Vegas, Nevada. Su piscina, habitaciones, jacuzzis, saunas y vista al «strip» dejan sin aliento. Algunos podrían decir que fue diseñada para recibir a un monarca y no estarían equivocados. Ahí pasó sus últimos días el «Rey del Rock», Elvis Presley. Irónicamente, sus muros son testimonio del ocaso y soledad en la que terminó la gloria de uno de los más grandes artistas en la historia de occidente.
La habitación 300 del entonces hotel International de Las Vegas era la guarida de un artista que tomaba pastillas para poder dar conciertos y más pastillas para poder dormir. Todo bajo la complacencia de Parker.
La suite de Elvis medía entonces 464 metros cuadrados. Tras una remodelación en 1995 fue ampliada a 1,207 metros cuadrados, sin embargo conserva la magia de finales de los 70 en los que era un privilegio poder escuchar al intérprete de «That’s All Right».
Recorrer la inmensidad de la suite ayuda a entender los últimos días del «Rey del Rock», un hombre nacido en uno de los poblados más pobres de los Estados Unidos (Tupelo), que alcanzó un grado de fama desconocido en ese entonces para cualquier ser humano, se había quedado solo, rodeado de lujos pero sin control de su carrera artística, explotado como una máquina capaz de hacer miles de dólares cada noche.
Hoy en día se puede rentar la suite «de Elvis» por $1,500 dólares (30,000 pesos aproximadamente) la noche, como un recordatorio que 45 años después de muerto, el «Rey» sigue siendo una máquina de hacer dinero por encima de su legado musical.
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