Con el propósito de contar con una alternativa para combatir la sequía y la desertificación en el país, especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) trabajan en conjunto para evaluar las oportunidades que puede dar el cultivo de mijo perla y usarlo como forraje.
Debido a sus características el mijo puede cultivarse en condiciones climatológicas adversas, se ahorra agua y ofrece oportunidades de mercado para los productores de pequeña escala,
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) señaló que si bien México cuenta con experiencia en la producción de forrajes, ahora se busca producir este cultivo en diferentes regiones en un periodo corto de tiempo y en condiciones de baja disponibilidad de agua.
La razón es porque estas plantas tienen la capacidad de adaptarse a condiciones extremas de temperatura, prosperar en suelos ácidos, poco fértiles y con escasa retención de agua, apuntó.
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De manera particular, indicó, el mijo perla ha mostrado ser un forraje con alto valor y calidad nutritiva similar a la del maíz, y presenta un buen comportamiento después de ser cortado en estados de temprano desarrollo.
Incluso, la planta es tolerante a la salinidad, a la sequía en condiciones de temporal, eficaz en el uso de agua en condiciones de riego y posee un alto rendimiento por hectárea al permitir varios cortes.
Refirió que este forraje se domesticó hace cuatro mil 500 años en los valles de lo que hoy es República de Malí, África, y por sus características se ha extendido en varias regiones del mundo.
La Secretaría de Agricultura expuso que en Zacatecas se han establecido vitrinas de este cultivo y, en la plataforma de investigación de Ocampo, Guanajuato, se ha documentado, junto con el INIFAP, el potencial de rendimiento del mijo perla, el cual supera los rendimientos de algunas variedades de avena en la región de la Mesa Central.
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El CIMMYT incorporó al mijo entre sus cultivos prioritarios para la investigación científica ante los efectos del cambio climático, cuyos impactos se estima podrían ser mayores en 2030, y representa una opción fundamental para la producción agrícola y la seguridad alimentaria ante este panorama.
El mijo puede desempeñar un importante papel para hacer resiliente la agricultura de pequeña escala, contribuir a la erradicación del hambre, la adaptación al cambio climático, la conservación e incremento de la biodiversidad y la transformación de los sistemas agroalimentarios, reiteró.
El mijo, una opción productiva en el campo
El mijo es un cereal que se ha incorporado paulatinamente en el campo nacional. Originario del continente asiático, es un alimento básico en países de África y Asia, donde se consume en forma de pan, papillas, guisos y otros platos e incluso se utiliza para hacer cerveza.
Es fácil de cultivar y se adapta bien a diferentes tipos de suelo y condiciones climáticas, lo que lo convierte en una opción atractiva para los agricultores en áreas donde otros cultivos pueden ser difíciles de sembrar.
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Nutricionalmente, es un cereal al que se le considera más rico en proteínas y grasas que, por ejemplo, el arroz. Es una fuente significativa de hierro y zinc, por lo que se le considera uno de los granos más energéticos.
Fuente: Imagen Agropecuaria