Bernardo Arévalo asumió la presidencia de Guatemala minutos antes de la media noche, pese a los esfuerzos de los partidos de derecha y el oficialismo por impedir su asunción.
Ante tal escenario de incertidumbre, multitudes de manifestantes se dieron cita a las afueras del Congreso para manifestarse contra lo que parecía ser un ardid de la oposición a fin de boicotear la investidura.
Los violentos choques entre policías y manifestantes contrastaron con los esfuerzos de diplomáticos y funcionarios de alto nivel invitados al acto, que hicieron llegar una carta a los legisladores pidiendo que Arévalo asumiera la presidencia, tal como estaba previsto.
Luego de tomar protesta a todos los nuevos legisladores, no se decidían en la conformación de la Junta Directiva y eso retrasó aún más la investidura de Arévalo.
A las 10:40 de la noche, el expresidente Alejandro Giammattei entregó al Congreso las insignias de mando y explicó, a través de una carta, que no esperaría a la toma de protesta debido a los retrasos del Legislativo, por lo que no estuvo presente en la sesión solemne.
Finalmente, Arévalo se reunió con miles de personas la plaza central de la capital para celebrar el inicio de su gobierno, vigente a 2028.