Alfonso Zárate, en los usos del poder, explicó que ante la gravedad del desafío que las organizaciones criminales lanzaron al gobierno de Ecuador, estallido de coches bomba, secuestro de policías, fuga de presos, trifulcas carcelarias, balaceras en las calles y asalto a las instalaciones de una televisora en Guayaquil, el presidente Daniel Noboa decretó el Estado de excepción, declaró terroristas a 22 organizaciones criminales y ordenó a las fuerzas armadas combatir a los delincuentes, al menos tres de estas organizaciones tienen nexos con los cárteles Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa. Como ocurre en Ecuador, en México los grupos criminales están desbordados, han conocido la experiencia de enfrentar a las fuerzas federales y se han vuelto adictos a la violencia. Tienen muchas ventajas: armamento sofisticado y potente, el conocimiento del terreno en que se mueven, la complicidad o la inacción de autoridades y el factor sorpresa.