Cientos de peregrinos guadalupanos arribaron a Chiapa de Corzo a rezar al pie del árbol sagrado de los indígenas maya, la ceiba, luego de caminar más de mil 200 kilómetros desde la Ciudad de México.
Ataviados con sus trajes regionales, los indígenas entran en grupos caminando con la antorcha encendida en mano, a la plaza de la ciudad, buscando un espacio para su ritual debajo de los pocos árboles sagrados que aún se conservan en esta ciudad.
“Nuestros ancestros nos han enseñado a rezar debajo de los árboles, en los cerros, en las cuevas, en los manantiales, con la intención de pedir perdón a nuestra madre tierra porque la ensuciamos y le tiramos mucha basura, tiramos muchos desechos”, expresó Ángel Pérez Pérez, indígena tzotzil de San Pedro Chenalhó.
El cansancio es notorio entre los peregrinos, pero aun así tienen fuerzas para continuar y llevar a cabo la antepenúltima e importante ceremonia ancestral, la cual es acompañada con música tradicional, interpretada con tambor, guitarra, acordeón y sonajas de frente a la imagen de la Virgen de Guadalupe.
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Miguel López, músico tradicional de Chicumtantic, San Juan Chamula, recorrió los centros ceremoniales de la Virgen de Guadalupe con el grupo ‘Seguidores de la Virgen María’ y en esta ocasión confió a EFE que su propósito fue unir las amistades para dar gracias por las bendiciones.
“Gracias a la Virgencita estamos aquí, estamos muy contentos, ni cansancio, ni dolor, estamos muy agradecidos, estamos muy contentos” refirió el joven hombre.
Previo al 12 de diciembre, cuando en México se celebra el día de la Virgen de Guadalupe, en Chiapa de Corzo los fieles católicos realizan jornadas largas de oración a la madre tierra para luego retornar a sus municipios, al mismo tiempo es un descanso antes de partir y subir la cordillera que separa la meseta central y las montañas de Chiapas.
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Emilio López indígena tzotzil de Santiago el Pinar dijo a EFE que ante los milagros de la Virgen Morena vale la pena recorrer más de mil 466 kilómetros.
“Es que la Virgen de Guadalupe es milagrosa y todo nuestro pueblo es católico y son creyentes”, afirmó.
Este año el número de peregrinos en estas actividades se duplicó, según dijeron los responsables de la seguridad de los centros ceremoniales.
“Es un mar de gente que solo viene a rezar, descansa unas horas y parte para su lugar de residencia” dijo personal de Protección Civil. EFE