Carlos Urdiales
Sobre la marcha
La estrategia de la 4T en materia de seguridad fracasó. Nadie que esté inscrito en cualquier órbita del poder político en turno, puede hablar de ello. Los hechos, sí.
La promesa durante dos campañas electorales de regresar soldados a sus cuarteles al inicio de esta administración cayó antes siquiera de que el presidente López Obrador tomará posesión.
Enmendó la oferta. Corrigió, dijo que eso sucedería al final de su mandato. Mientras tanto, la Guardia Nacional debía continuar militarizada y dependiente de la Sedena un periodo más.
Al cuarto para las doce, AMLO anuncia que hay acuerdo político -imposible que no lo hubiese- para que en enero, se procese la modificación constitucional que prolongue la responsabilidad de la seguridad federal, en el Ejército y Marina Armada. La Guardia Militar, llegó para quedarse.
Los logros de su administración no fueron los necesarios para devolver, a la esfera del poder civil, la tarea de hacer que el territorio nacional no sea lo que es; un rompecabezas en el cual algunas piezas se rigen por la Constitución y otras, las menos, por las reglas del crimen organizado.
Para que el País no sea un mosaico de territorios de tal o cual cartel, se hace indispensable la militarización extendida de la seguridad y el orden legal. Fracaso irrebatible de una política pública basada en la fe y el cristianismo. La prédica como acción de gobierno falló.
“Prevaleció la sensatez, porque a veces la gente está ofuscada, molesta, no entran en razón, afortunadamente hay este acuerdo de todos los legisladores, de que haya un mecanismo para que siga la Guardia Nacional con los apoyos de la Sedena” dijo el presidente al avanzar que esta prórroga se va a legalizar en enero.
Clases medias
Coordinados por Enrique de la Madrid Cordero, esta semana comenzaron los foros de consulta para la construcción de la plataforma de gobierno que la precandidata de PAN, PRI y PRD, Xóchitl Gálvez, tomará como guía en sus promesas de campaña.
Un País de clases medias. La idea maestra la esgrimió el propio exsecretario de Turismo cuando buscó la nominación opositora. En su nuevo rol de arquitecto de la oferta económica y social, De la Madrid delinea objetivos y dirige las ideas de economistas y políticos enfocados en una premisa; por el bien de todos, más clase media.
La evidencia, aseguran conocedores, es que al concentrar la energía del gobierno federal en asistir a los más pobres, el resultado es que la base más desfavorecida de la sociedad tiende a fortalecerse, a enquistarse en esos primeros deciles.
El asistencialismo no estimula la movilidad, no lleva de la pobreza, en sus gradientes, a la medianía. Por eso hay más pobres. Los que fueron primero, ahora son más.