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El valor de una mentada: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

Al presidente le hace falta barrio, dice que no va a Acapulco porque hay quienes le enviarían personas a mentarle la madre y refirió que en la escuela responden nos vemos a la salida. Creo que no, la respuesta espontánea es LA TUYA, ya si vinieron más agravios o incluso cruce de puñetazos, es diferente.
A los primeros que deja mal parados el mandatario es a sus colaboradores de agenda y sobre todo de seguridad, los exhibe como incapaces de organizar una gira con ambiente controlado, con disciplina. La Guardia Nacional queda a la zaga del desaparecido Estado Mayor Presidencial que por años organizó las actividades de los presidentes del pasado en giras a zonas impactadas por desastres naturales, solo para no ir más atrás, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, hay abundantes imágenes de su presencia en los lugares afectados, rodeados de comitivas, pobladores, y, seguramente también de acarreados, faltaba más…
A Andrés Manuel López Obrador le ha faltado empatía con los habitantes de Guerrero, pero también con los de su tierra, Tabasco, “No soy fifí, tengo que cuidarme. Ahora me dicen: ‘A ver, mójese’. No me puedo mojar nada más por la foto… Me mojo y me enfermo, qué se gana con eso. Entonces estoy pendiente, no soy un farsante, le tengo amor al pueblo”, dijo el 16 de noviembre de 2020.
Tampoco se hizo presente tras la tragedia en la Línea 12 del Metro, ni en las inundaciones en el hospital de Tula donde murieron 17 personas, a Ciudad Juárez no ha ido después del incendio en una estación migratoria donde murieron 39 personas, en los tiempos del COVID 19 no visitó clínicas ni hospitales, y así en otros episodios trágicos, siempre con la excusa de no politizar.
La falta de sensibilidad del presidente se subraya por sus actividades posteriores como la reciente visita a Badiraguato, Sinaloa, con todas las implicaciones que despierta su presencia en un bastión del Cartel Sinaloa.
Hay estados como Chihuahua, Aguascalientes o Guanajuato, que poco frecuenta, se ocupa de ellos para descalificar a la gobernadora o pedir la salida del fiscal.
En el caso de Guerrero no basta con organizar el tianguis turístico y el abierto de tenis, se trata del tercer estado más pobre del país, víctima de inseguridad, por años zona de producción de amapola y mariguana, asolado por el crimen hasta en la desgracia, a la fecha no han sido desmentidas las informaciones del periodista e historiador Héctor De Mauleón, sobre la mano de delincuentes en la rapiña que sufrieron los negocios de Acapulco.
Es la ocasión para hacer de la tragedia una oportunidad para darle una nueva vida a los guerrerenses y recuperar Acapulco, lo que no se ha conseguido con las campañas para recuperar al otrora principal destino turístico del país. Para eso se necesita del dinero que se le negó a Guerrero desde Palacio Nacional con el aval de los diputados de Morena, el Verde y el PT, de las acciones organizadas de los tres órdenes de gobierno y el apoyo de la sociedad civil.
Pero el presidente reduce sus acciones a promesas que no se van cumplir como la feliz navidad, las enreda con los fideicomisos del Poder Judicial y asegura que habrá suficiente dinero, sin precisar de dónde saldrá porque no hay recursos etiquetados como se necesitan para este caso.
El presidente no quiere que le mienten la madre, a ninguno le gusta que se la refresquen, pero ¿No es peor insulto lo que están padeciendo los guerrerenses que tienen hambre, sed, que perdieron todas sus pertenecias, o que viven a la intemperie? Porque está claro que las despensas han sido insuficientes, que la inseguridad prevalece, que hay basura en casi todas las colonias, que es impreciso el número de muertos y desaparecidos. En síntesis que hay falta de gobierno.

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José Cárdenas