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10 por ciento de eficacia para la crisis humanitaria en Acapulco: Rafael Arce

Publicado por
José Cárdenas

Rafael Arce

 

Estamos en mood de solidaridad con los familiares de las casi 50 personas fallecidas, de acuerdo con cifras oficiales, y miles de personas afectadas en Acapulco, Tecpan, Benito Juárez, Coyuca de Benítez, Atoyac y Xalpatláhuac tras el paso devastador del huracán Otis, cuya tarjeta de presentación fue la más poderosa: categoría 5 y vientos de hasta 300 kilómetros por hora.

 

La historia y el tiempo se encargarán de poner a la autoridad de los tres órdenes de gobierno en su lugar. A casi una semana de la tragedia, ¿vale la pena seguir con la discusión sobre si se alertó con suficiente tiempo para huir y guarecerse de la furia natural? La respuesta es: sí

 

 

La prioridad ahora son niños, mujeres, ancianos, enfermos y todas las personas quienes, día a día, resurgen de entre las cenizas para hacerse de un poco de comida y, si tienen suerte, de agua. La ayuda oficial tardó y tarda en llegar, pese a que los accesos a las zonas devastadas se han abierto.

 

El apoyo a millones de afectados es lo primero, pero no debemos dejar de exigir a nuestros gobernantes que cumplan con su trabajo y responsabilidad antes, durante y después de cualquier emergencia como la de ahora en el puerto turístico y zonas aledañas.

 

Que lo hagan, con todo y su 10 por ciento de eficacia. De algo servirá.

 

 

¿Vale la pena discutir todavía si el presidente López Obrador reaccionó a tiempo? ¿Que si se tardó en trasladarse a Acapulco? ¿Que si lo hizo a pie sólo para la fotografía? ¿Que si en realidad llegó o no a Acapulco?

 

Sí vale la pena porque, en todo caso, nuestros gobernantes están llamados a dejar la politiquería a un lado y ponerse en los zapatos de miles de personas cuyo único patrimonio es lo que traen puesto. Como siempre, la furia del viento fue implacable con los de abajo, con los más pobres, con los más necesitados: 270 mil viviendas resultaron afectadas.

 

De acuerdo con Copernicus EmergencyManagement Services, a partir de imágenes de alta resolución, hay mil 394 edificaciones destruidas, 2 mil 264 dañadas y 162 posiblemente dañadas; también se estimó que existen 8 puentes afectados, 26 kilómetros de carreteras dañadas, 252 hectáreas inundadas y 11 hectáreas con deslizamientos de tierra.

 

 

A Otis nadie lo detendría. Sería ilógico pensar que habría poder humano que detuviera el paso devastador de un huracán. El súper poder con el que cuenta el Gobierno de México es con su capacidad para hacer frente a este reto y con millones de recursos públicos propios del extinto Fondo de Desastres Naturales.

 

Es momento de utilizar esos 11 mil millones de pesos, aunque serán insuficientes toda vez que los daños causados por Otis ascienden a 270 mil millones de pesos.

 

Mood de morbo: el Gobierno tendrá que aplicarse ante la “insuficiencia” de recursos. ¿También carece de capacidad humana para enfrentar la crisis humanitaria en Acapulco y sus alrededores?

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José Cárdenas