La crisis actual en Oriente Medio tiene el potencial de perturbar el suministro global de crudo y provocar un alza de precios. Pero no es previsible que se repitan los incrementos catastróficos en los precios ni las largas filas en las gasolineras que se vieron después del embargo petrolero árabe de 1973, dicen expertos.
La guerra entre Israel y Hamas “definitivamente no es una buena noticia” para los mercados del petróleo, ya de por sí afectados por los recortes en la producción de Arabia Saudí y Rusia, y por la posibilidad de mayor demanda en China, indicó Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía, con sede en París.
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Los mercados seguirán inestables, y el conflicto podría provocar alzas de precios, “lo que definitivamente es una mala noticia para la inflación”, comentó Birol a The Associated Press. Los países en vías de desarrollo que importan petróleo y otros combustibles serían los más afectados por el incremento en los precios, agregó.
El crudo Brent de referencia internacional cerró en 93 dólares el barril el viernes, comparados con los 85 dólares a los que se cotizaba el 6 de octubre, un día antes de que Hamas atacara Israel y matara a cientos de civiles.
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El precio del petróleo depende de qué tanto se esté usando y qué tanto esté disponible. Esto último está bajo amenaza debido a la guerra entre Israel y Hamas, a pesar de que la Franja de Gaza no es un área de gran producción petrolera.
Una preocupación es que los combates pudieran derivar en complicaciones con Irán, donde se encuentran algunas de las mayores reservas petroleras del mundo. Su producción de crudo se ha visto limitada por las sanciones internacionales, pero su petróleo aún fluye a China y otros países.
“Para que haya un cambio sostenido en los precios, realmente necesitaríamos ver una interrupción en el suministro”, dijo Andrew Lipow, presidente de Lipow Oil Associates, una consultoría ubicada en Houston.