Unos 20 edificios han sido reducidos a cenizas y los habitantes que, en su mayoría, ya son refugiados palestinos de otras guerras temen un nuevo éxodo forzoso
Devastada, así ha quedado la localidad de Al Zahra, en el centro de Gaza, tras los bombardeos israelíes en la noche del jueves al viernes, con el objetivo de destruir centros operativos del grupo terrorista Hamás.
Unos 20 edificios han sido reducidos a escombros.
Además de los residentes habituales, se albergaban aquí habitantes del norte de la Franja, que huyeron siguiendo las instrucciones israelíes.
«Esto es algo que no se puede describir, no respeta a los seres humanos ni a los derechos humanos.» denuncia Mahmoud Ibrahim, un residente.
Y añade: «Dicen que hay terroristas aquí lanzando misiles; ¡pero es mentira!»
Una mujer Salwa Eid ha perdido su hogar.
» Vengo de mi casa que fue destruida, que fue saqueada, para ver lo que quedaba de ella. No hay nada. Recuperé dos mantas con las que poder cubrir a mis hijos. No queda nada, solo cenizas», se lamenta esta mujer ante las ruinas de lo que fue su casa.
Otro hombre, Rami Ibrahim, grita a la cámara:»Mira los objetivos que los israelíes están eligiendo. Nos quedaremos aquí en los escombros o bajo los escombros».
Dos tercios de los habitantes de Gaza, son refugiados palestinos o descendienstes de refugiados que han tenido que abandonar sus casas cuando se creó el estado judío en 1948, o tras la guerra de 1967, y que no tienen derecho a regresar a Israel. Ahora temen un nuevo éxodo forzoso. Una nueva Nakba.
Tras el mortal ataque de Hamás, contra el sur de Israel, el estado hebreo ha cortado el suministro de agua y electricidad en la Franja que ya vivía bajo un férreo control israelí, por tierra, mar y aire.