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362 días, la cuenta final: Juan María Naveja

Publicado por
José Cárdenas

Juan María Naveja

 

 

 

En el balance de su gobierno Andrés Manuel López Obrador será más lo que pudo ser. Las circunstancias fueron propicias para hacer un administración de época, tuvo todo para ser uno de los mejores presidentes de la historia, no pudo, no supo o no quiso. En el futuro no será Hidalgo, ni Juárez, ni Madero. Su figura no estará destacada en los libros de historia ni aparecerá en los billetes.
Con el inicio de octubre comenzó la cuenta regresiva de los 366 días del último año (2024 será año bisiesto.
Andrés Manuel López Obrador llegó con un bono inobjetable, 30 millones de votos, que se convirtieron en la mitad para la elección intermedia y la mayoría calificada en el Congreso se convirtió en mayoría simple.
Arrancó con más 80 por ciento de aceptación, ha perdido unos 25 puntos, no es difícil pronosticar que terminará por debajo de la marca de Zedillo y Fox y al nivel de Calderón, de acuerdo al concentrado de encuestas de Oráculus.
A lo largo de los más de cinco años de gobierno el presidente ha generado un enfrentamiento nunca antes visto, dividió al país entre pobres y ricos y las consecuencias están a la vista.
Esa división fue más allá, en todo lo que va de su gobierno ha sido incapaz de reunirse con alcaldes y gobernadores de oposición, más allá del protocolo de las giras, se ha limitado a convocar a los de su movimiento.
En el plano internacional la ausencia en las reuniones de mandatarios ha cobrado una cuota, particularmente porque las posibilidades del friend-shoring y near-shoring no ha sido capitalizado en todo el potencial que tiene México.
La gran oportunidad para López Obrador fue la pandemia. Si cuando dijo que le cayó como anillo al dedo hubiese actuado como jefe de estado hoy estariamos hablando de otro país.
En materia de salud pudo enfocar todas las baterias para afrontar al Covid 19 y al mismo tiempo transformar el sistema como lo había prometido, si los esfuerzos se hubiesen encaminado para mejorar el seguro popular, abastecer de medicamentos, vacunas, atención de enfermedades crónico-degenerativas y preexistentes comprado las mejores vacunas, en un programa de atención en clínicas y hospitales y asegurarse de contar con materiales indispensables. No fue asi, todo lo contrario.
El propio presidente desestimó los avisos que ya daba el Covid en otros continentes, puso al frente de las acciones a un funcionario más interesdo en complacerlo que en la atención de los mexicanos. Los datos son contundentes, México está entre los cinco países del mundo que peor enfrentaron la pandemia, López Obrador entre los cinco peores mandatarios, el país con mayor número de muertos de personal de la salud, mayor número de huérfanos, entre otros.
En materia económica, mientras en otros países se entregaron apoyos a empresas de todos los tamaños para conservar e incetivar el empleo, mantener el consumo y asegurar las necesidades de los más pobres, la decisión de López Obrador fue otorgar unos cuantos créditos y que quiebren los que tengan que quebrar.
Para la educación hubo tiempo suficiente para instrumentar un proyecto de clases a distancia, en lugar de activar la cobertura digital, entregar dispositivos y capacitar personal, se dejó en manos de los escasos recursos de escuelas y maestros. La consecuencia es que se generó una brecha generacional y el abandono de casi millón y medio de estudiantes entre básica y media superior.
Si el gobierno con López Obrador a la cabeza hubiesen hecho de la pandemia una oportunidad de verdadera transformación hoy sería un líder indiscutible, a 362 se puede vaticinar que Andrés Manuel López Obrador no tendrá un lugar especial en la historia, falta el juicio posterior, cuando ya no gobierne, y ese suele ser demoledor.

 

 

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José Cárdenas