Carlos Urdiales
¿México está listo para una presidenta? La pregunta caducó. El 1 de octubre de 2024, Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez, se convertirá en la primera presidenta en la historia de México.
Aterrizaje simbólico, natural y agradecible. A lo largo de los últimos lustros muchas y distinguidas mujeres derribaron los prejuicios favoritos del patriarcado local y global. Las legisladoras, Yolanda González Hernández, Mónica Fernández Balboa y Olga Sánchez Cordero han presidido el senado.
Beatriz Paredes, María Elena Álvarez, Ruth Zavaleta, Guadalupe Murguía, Laura Rojas y Dulce María Sauri, hicieron lo propio en la Cámara de Diputados.
Norma Lucía Piña Hernández como la primera presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación rompió paradigmas.
Hoy, nueve entidades federales son gobernadas por mujeres y a partir del 15 de septiembre serán diez cuando Delfina Gómez asuma el poder en el Estado de México.
Antes de que termine octubre, la Junta de Gobierno de la UNAM podría elegir a la primera rectora de la máxima casa de estudios del País. Rosaura Ruíz, Patricia Dávila Aranda y Guadalupe Valencia García destacan en el horizonte del timón puma.
El empoderamiento femenino es contundente, pero su marginación y la violencia en contra suya, también.
En México diez personas son asesinadas cada día por el solo hecho de ser mujeres. Desde 2018, se cometen tres mil quinientos feminicidios cada año.
Con datos del INEGI sabemos que siete de cada diez mujeres en el País, han sido violentadas en razón de su genero, al menos una vez en sus vidas.
La noción feminista en este gobierno ahoga voces y enreda mentes y lenguas. Se comprende mal, se explica peor o se distorsiona con preceptos morales y hasta mitos culturales para no contrariar. La transformación quedó a deber.
El 1 de octubre de 2024, el rostro del poder político y judicial en México será el de las mujeres. La demanda feminista por justicia, seguridad y equidad, pondrá a prueba a la política que gane la presidencia.
La paridad por decreto en el andamiaje gubernamental, es un eslabón importante, pero emblemático. El desafío es mayúsculo para la próxima presidenta.
Ya no más el género o formación de quien se va, servirá como paliativo para eludir el paso pendiente más urgente y estratégico para una sociedad gobernada por mujeres. Empoderar hasta la última de sus mujeres.
Crónica de una derrota anunciada. Desde el minuto uno de la encuesta de Morena, Marcelo Ebrard denunció desorden en el proceso, retrasos en el registro de representantes que acompañan a los entrevistadores.
Mario Delgado, acepta tropiezos, descarta problemas. El 6 de septiembre se hará oficial lo real. En Morena lo demás, es lo de menos.
Panistas y naranjas comen juntos. El plato principal fue la candidatura de unidad en torno a Xóchitl Gálvez. Ayer departieron en Amaya, atrás de Gobernación, Germán Martínez, Gustavo Madero y Clemente Castañeda.
