Nos toca estar en mood mujer empoderada. Nunca más que ahora toma relevancia eso que suena: “nada tiene de especial, dos mujeres que se dan la mano… quién detiene palomas al vuelo… no estoy yo por la labor de tirarles la primera piedra.”
Tras la renuncia del panista Santiago Creel Miranda a sus aspiraciones presidenciales y su declinación a favor de su compañera de bancada en el Senado, Xóchitl Gávez, ya sólo quedan dos de 33 palomas en pleno vuelo de la parvada del Frente Amplio por México.
Las sobrevivientes son el fenómeno hidalguense a quien nadie vio venir, ni siquiera desde Palacio Nacional, ya con 38.3 por ciento de las preferencias; y la otra senadora, Beatriz Paredes, priísta de hueso colorado, con 26 por ciento de las simpatías.
Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes han guardado, por el momento, sus diferencias ideológicas y partidistas en el baúl de los resentimientos; prefieren respetarse y hacer equipo a fin de lograr la candidatura presidencial de oposición. Sus encuentros de ideas serán rounds de sombra de mucha utilidad para la contienda por venir contra la candidata o el candidato de Morena.
En política nada está escrito. Acuerdos, arreglos, convenios, estrategias, contubernios y (…) en letras chiquitas, la traición, todo para conseguir, cueste lo que cueste, el fruto deseado.
Los intereses y las ansias de poder rebasan a las lealtades. Ya solas en el cuadrilátero tras la dimisión de Creel: ¿Alguna tirará la primera piedra para dañar a la otra? ¿Permanecerán juntas con cuchillo en boca? ¿Guardan un as bajo la manga para la recta final del proceso de selección?
Estamos frente a un escenario histórico en la vida política de México. Si las estadísticas no se equivocan, dos mujeres se enfrentarán por retener o arrebatar la Presidencia. Aunque el hombre exencargado de la política exterior, Marcelo Ebrard, ya mostró músculo para inconformarse y denunció favoritismo oficial en pro de Claudia Sheinbaum.
En medio de lo sangriento que resultan los procesos de elección de candidatas o candidatos, la sororidad estará bajo una nube negra so riesgo de ser afectada. La hermandad femenina que tanto esfuerzo le ha costado a las mujeres construir, podría verse trastocada bajo la justificación de ganar por ganar.
Las contendientes tienen el reto de luchar y no rebasar la delgada línea de la violencia política de género tan ejercida por hombres. Quizá entre Xóchitl y Beatriz la sororidad reine, pero nada está escrito cuando llegue el momento de enfrentarse a la candidata de enfrente y hacer lo que se tenga que hacer para seducir voluntades rumbo a las elecciones del 2024.
Algunas investigaciones realizadas por profesoras y activistas de la Universidad de Canadá sobre la competitividad femenina concluyen que las mujeres en general muestran una “agresión indirecta” hacia otras mujeres en respuesta a mecanismos de “autopromoción”. Las mujeres se sienten obligadas a equilibrar el campo de juego. Eso dice la ciencia. Esperemos la realidad del campo de batalla.
Con tres días de diferencia, el Frente Amplio por México y Morena darán a conocer sus candidatos presidenciales. Las fechas se acercan peligrosamente. El domingo 3 de septiembre, la oposición lanzará el nombre de Xóchitl Gálvez o Beatriz Paredes; el miércoles 6 de septiembre tocará el turno a Morena y dicha sea la verdad, el péndulo se mueve hacia Sheinbaum y Ebrard.
En ambos casos, nos han vendido la idea de que las encuestas ciudadanas tendrán la última palabra.
Será hasta entonces cuando se sepa si la pelea por la Presidencia de México será, de nuevo, MUJER CONTRA MUJER y más tarde sabremos si la sororidad resistió los embates.
De cualquier forma, bienvenido el mood mujer empoderada.